Pese a los intentos de los máximos responsables del Ayuntamiento de Calatayud por desmentir la existencia de una crisis interna en el equipo de Gobierno del PP, es cada vez más palpable que al menos desde el pasado 31 de agosto en los despachos principales se han abierto grietas de imprevisibles consecuencias. Una de ellas ya se conoce: la dimisión del concejal de Industria, Alfonso Tejero, que el viernes decía adiós a su puesto alegando "motivos personales". Este cese voluntario se difundió el sábado en un comunicado conjunto del concejal y el alcalde, Fernando Martín.

Ambos quisieron descartar una relación causa-efecto con la polémica suscitada el 31 de agosto, cuando el alcalde cambió de planes sobre la marcha cuando este diario descubrió que pretendía modificar su equipo de Gobierno. Unos cambios confirmados por completo ese mismo día por el ya exconcejal Tejero, que iba a ser nombrado responsable de Hacienda el día 6, según unos planes nunca ejecutados.

DIEZ DIAS MOVIDOS Hace diez días, Tejero decía textualmente: "Estoy muy contento porque el alcalde me ha dicho que paso a Hacienda, lo que tomo como un ascenso. El alcalde confía en mí y me da más responsabilidad". Al día siguiente, con la información ya impresa en EL PERIODICO, Martín negaba a través de Efe cualquier cambio y desautorizaba a su colaborador: "A veces los concejales dicen cosas que no tienen que decir". Diez días después, el concejal en cuestión, que lo ha sido desde 1999, ha dejado de serlo.

Aquellas convulsas horas provocaron que Tejero ya pusiera su cargo a disposición del alcalde delante del resto de miembros del grupo municipal del PP el 1 de septiembre. Un detalle desconocido hasta ahora y que ayer pudo confirmar este diario. Martín no aceptó entonces la renuncia y pidió a Tejero que ambos se tomaran unos días "de reflexión".

A su vez, una persona muy allegada a Tejero comentó que el concejal acudió al pleno del día 6 --donde se deberían haber aprobado los cambios-- con una carta en el bolsillo en la que presentaba de forma irrevocable su dimisión. Tejero estaba dispuesto a reaccionar pública y contundentemente si durante el desarrollo de la sesión su figura se veía comprometida, algo que no sucedió, por lo que la carta no se hizo pública. Cuatro días después y una vez clausurada la feria de muestras --una de sus responsabilidades-- el adiós se hizo oficial.