No es la primera vez que grupos neonazis disponen de una sede en Zaragoza. Con anterioridad a que se abriera el local de la calle Madre Sacramento, también funcionaba otro de las mismas características en el barrio de Delicias. En los últimos años, la capital aragonesa ha servido como punto de concentración de neonazis llegados desde distintos puntos de la geografía española, casi siempre con la excusa del rock. Incluso llegaron a apalabrar en una ocasión la cesión del pabellón municipal del barrio de Casetas para uno de estos encuentros. El permiso se anuló in extremis al descubrirse el carácter real del concierto y la ideología de sus participantes. Esta circunstancia no ha impedido que se sigan celebrando este tipo de concentraciones en Zaragoza, trasladando los conciertos a Cuarte de Huerva o a un pub de la calle del General Sueiro. En estas ocasiones, la parafernalia nazi utilizada por sus protagonistas ha creado más alarma social que las agresiones callejeras con las que se les ha relacionado. En junio del 2003 se produjo una de ellas junto al polémico local por personas que salieron del mismo y que procedían de Barcelona.