--¿Cómo ha acogido el Colegio de Médicos la destitución de los gerentes del Salud y de los sectores I y II?

--No lo esperábamos, pero tenemos poco que objetar. Nos preocupa que haya cambios porque eso significa necesidad de un tiempo hasta que los nuevos cargos se ponen al día, pero creo que son cambios puntuales que no impiden el funcionamiento habitual. No estamos dentro, por lo que es difícil saber realmente qué ha motivado esos cambios.

--¿Qué relación tenía el colegio con Alcutén y Huelin y qué conoce de los nuevos gerentes?

--La relación con ambos era buena. Al nuevo gerente del Salud no lo conozco porque en su última etapa ha estado en Navarra, pero sí conozco a Castaño, con el que tengo una muy buena relación.

--¿Cómo valora los motivos esgrimidos para la doble destitución?

--Estamos en una época complicada, pero tampoco me esperaba un cambio en este momento. Sin embargo, las noticias económicas han obligado a plantearse cambios de rumbo. Lo único que nos preocupa es que tenemos que pensar en otra línea que no sea la de los recortes.

--¿Detectaba usted una brecha entre la consejería y el Salud?

--No he detectado nada en ese sentido porque tampoco teníamos una relación diaria. Nuestras reuniones eran puntuales y el trato no era continuado.

--¿Existe ese temor a que el desfase en el cumplimiento del déficit suponga más recortes?

--No es lo mismo ajustar que recortar. En el primer caso, se puede plantear sacar de un lado para meterlo en otro y moverte con lo que tienes y establecer prioridades. Es distinto que el recorte. En este sentido, se puede recortar hasta cierto punto y creo que ya no caben más recortes. Sí caben ajustes de partidas para pasarlas a otras, pero ya no se puede recortar más.

--Cuándo accedió al cargo se propuso cambiar el estado anímico de los profesionales. ¿Cómo va la tarea?

--No noto muchas diferencias en los profesionales. Seguimos igual. Las respuestas no van a ser rápidas y la situación tampoco ha variado mucho. Ha sido una etapa dura, con una presión asistencial alta y una situación de crisis en la que, por ejemplo, al profesional se le ha suprimido una paga extra. Los cambios requieren tiempo y no ha pasado mucho.

--¿Cómo afecta al médico unos datos tan abultados de lista de espera?

--Es un tema importantísimo. El profesional vive esa situación con el paciente que tiene cada día en la consulta. La opinión pública puede ver números, pero el médico está con el paciente y se pone en su piel.

--Esta semana, la Plataforma contra la Privatización de la Sanidad protestó frente a la sede del colegio por, entre otras cuestiones, las unidades de gestión sanitaria y el pacto farmacéutico. ¿Cómo vivió esa situación?

--Se tiene que asumir. La gente puede opinar y pensar que determinadas cosas son muy malas. Tienen esa libertad. Por mi parte, no yo tampoco estoy de acuerdo en muchas cosas, pero asumo que tiene que haber mecanismos de corrección. Llevo 35 años en la sandad pública, de la que siempre he sido defensora, aunque me defiendo también en la privada.

--El pacto farmacéutico y el incentivo económico para médicos de familia que contribuyan al ahorro en las prescripciones ha suscitado una gran polémica. ¿Qué le parece?

--No se puede hacer una lectura totalmente literal de los temas y es necesario entrar en el desarrollo de las cuestiones. Estamos hablando de que ha avanzado mucho la edad de los pacientes y hay algunos muy mayores y polimedicados que a veces no toman bien su medicación, lo que provoca interacciones detectadas por el médico de Primaria. Se planteaba volver a hacer una evaluación de este grupo de pacientes crónicos con más riesgo pero creo que debería haberse realizado a través de la transmisión de una circular. Lo desafortunado es relacionarlo con la productividad y con cualquier tipo de incentivo. Hay que alejar estas medidas de los incentivos económicos, que puedes dar a un médico porque hace bien su trabajo, o porque sus pacientes están contentos, pero no porque puedan aplicar una medida de este tipo que, por otra parte, ya se está llevando a cabo. Las recetas electrónicas favorecen el control de pacientes polimedicados pero aún se escapan porque van a muchos especialistas.

--O sea, que el error es incentivar al médico que haga algo que ya se hace...

--Los médicos no van a entrar a que nadie les diga qué van a recetar y qué no. La lectura simplista del planteamiento concluye que al médico le pagarán más si receta menos y por eso ha provocado rechazo. Creo que se podría haber hablado de los dos temas sin relacionarlos y que los incentivos económicos no pueden plantearse así. Tenga en cuenta, además, que si un diabético o un paciente con una enfermedad respiratoria se descompensa por una interacción de medicación, eso lleva a un ingreso hospitalario y supone un coste mucho más alto.

--Cumple cinco meses en el cargo. ¿Ha sido más fácil o más difícil de lo esperado?

--Un poco más difícil. Hay cosas que no se pueden saber hasta que no estás dentro y han sido meses movidos por la situación general tan complicada en que nos encontramos, con recortes y descontento. El balance es positivo, pero mi esfuerzo también se centra en tranquilizar a la población y asegurarle que va a estar bien atendida.