Los concesionarios aragoneses han vuelto este lunes a abrir sus puertas tras casi dos meses cerrados. Eso sí, lo han hecho a medio gas y con buena parte de sus plantillas todavía de ERTE. Que todos sus trabajadores se incorporen antes o después dependerá de la evolución de las ventas. Y las expectativas no son halagüeñas.

«Creemos que hasta septiembre el trabajo será mínimo y a partir de ahí se empezará a normalizar, pero las ventas no volverán a ser como antes», indica el director comercial del grupo Carza, José Antonio Casas, que pide al Gobierno que apruebe cuanto antes ayudas públicas para reactivar las ventas. En este mismo sentido se manifiesta el gerente de Aragon Car (Seat) en Zaragoza, Iñigo Remón, que prevé una caída de ventas del 30-40% respecto al 2019. Basta con recordar que en abril solo se matricularon en Aragón 59 coches.

Los concesionarios han empezado a aplicar este lunes el protocolo de seguridad. Así, los clientes deberán pedir cita previa para ser atendidos, cada comercial acompañará solo a un posible comprador y los EPI serán obligatorios para trabajadores y clientes. «Estas semanas sí prevemos que trabaje bastante el taller», indica Remón, que apunta que de momento solo han vuelto el 35% de sus comerciales. En los concesionarios del grupo Carza ha vuelto por el momento el 50% de la plantilla.