La Audiencia Nacional acaba de condenar a una banda de traficantes que importó más de una tonelada de cocaína en barco desde Venezuela hasta España, en una operación de la Guardia Civil que se activó definitivamente en junio del 2015, por una intervención aragonesa. El decomiso de una gran cantidad de droga, 86 kilos, a dos de los diez narcos en el peaje de la A-68 en Alagón, puso en desbandada a varios de los integrantes que se reunían (o residían) en el País Vasco, y precipitó los arrestos.

La investigación acreditó los hechos hasta tal punto que todos alcanzaron condenas de conformidad, de entre tres y cinco años y ochos meses de cárcel (algunas conmutadas por expulsión) y multas de entre 1,8 y 15 millones de euros, que en total suman 118 millones y medio, dada la gran cantidad de droga manejada.

Buena muestra de ellos son los 86 kilos que les fueron interceptados a dos de los condenados, que actuaban como transportistas del estupefaciente en sendas furgonetas provistas de doble fondo para ocultarlo. Los perros de la Guardia Civil la detectaron igualmente, y en un registro más minucioso de los vehículos acabaron por encontrar el envío, de elevada pureza, con un valor estimado de 3,6 millones de euros.

Antes y después de este decomiso, los investigadores acreditaron que, entre octubre del 2014 y julio del 2015, la organización, radicada sobre todo en el País Vasco y Madrid -con acciones puntuales en Galicia y Cantabria y las provincias de Sevilla, Zaragoza y Tarragona- introducía grandes cantidades de droga en España a través de la costa del Mar Cantábrico.

Para ello usaban un barco nodriza que se acercaba a la costa vasca, y con embarcaciones auxiliares se acercaban al litoral vizcaíno, donde la droga era depositada para ser recogida en vehículos ya preparados con escondrijos para camuflarla. De allí era llevada a pisos alquilados que actuaban como almacén, desde donde la cocaína era distribuida a distintas partes de España.