La banda de butroneros detenida en mayo del año pasado en el barrio zaragozano de Arcosur, en el que usaban las madrigueras de conejos como zulos para esconder el botín, fue condenada ayer a penas que rondan un año de prisión (un año y un día para tres de ellos, un año y dos meses para el único reincidente), tras el acuerdo alcanzado ayer por sus letrados en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza. Un acuerdo que contempló la reparación del daño, ya que los condenados han repuesto los más de 150.000 euros que les eran reclamados, entre lo robado y los daños causados para entrar en los establecimientos.

Los cuatro condenados(Afrim Jashari, Nedzemin Mjekici, Shaid Ferizi y Rgjep Ajrullahi), de origen serbio, ratificaron en el juzgado el acuerdo alcanzado por sus abogados, José Luis Melguizo, Candela Garries y María Luisa Peñafiel. Según el cual admitieron ser los responsables de diversos asaltos a restaurantes, empresas y naves industriales de la capital aragonesa y su entorno, en diciembre del 2016 y la primavera del 2017.

Los integrantes de esta banda del este estaban especializados en practicar butrones (agujeros en paredes o techos) para desvalijar las empresas, aunque utilizaban también inhibidores de frecuencia para evitar que saltasen las alarmas de los establecimientos que desvalijaban. También tenían pericia a la hora de reventar las cajas fuertes de estos locales, donde hallaron los botines de mayor cuantía.

Entre los golpes que reconocieron haber dado con su firma de ayer estuvo uno en un restaurante, del que se llevaron 100.000 euros en efectivo entre otros bienes. Para ello tuvieron que destrozar varias cajas de alarma, fracturar diversas cerraduras de puertas y ventanas y practicar varios butrones hasta llegar a la caja fuerte, que reventaron con una radial.

Con igual o similar método desvalijaron otras seis empresas zaragozanas, desplazándose desde Madrid para cometer los robos. De hecho les constaban varias detenciones por hechos similares en otras provincias, como banda itinerante, pero eso no les impidió seguir actuando cada vez que quedaban en libertad.

Una operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil permitió identificar a los componentes de la banda, pese a las precauciones que tomaban para no ser descubiertos. Fueron acreditando la presencia de coches que asociaban a ellos en los escenarios de los robos, hasta que finalmente les tendieron una emboscada en el barrio de Arcosur, en mayo del año pasado.

Allí, cerca del lugar de su arresto, los agentes de ambos cuerpos encontraron parte del botín de sus últimos robos y herramientas que usaban para ellos. Fueron enviados a prisión provisional tras su detención.