El Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza ha condenado a una forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) por ocultar el corazón de un cadáver durante la investigación de un crimen en el que un vecino de Calatayud llegó a estar imputado medio año en el 2016. Considera la magistrada que esta facultativa, Teresa Roca, incurrió en un delito contra la Administración de Justicia y le impone la suspensión de empleo durante un año y el pago de una multa de 1.800 euros. El fallo no es firme y puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial.

La firmante de la sentencia, la jueza Beatriz Balfagón, relata que esta especialista realizó una autopsia sobre un cadáver a instancias del Juzgado de Instrucción número 2 de Calatayud por un delito de homicidio en el que Jesús L. M. había sido detenido. En su informe, la ahora condenada recogió como conclusiones «que se trataba de una muerte en el límite entre lo natural y lo violento» y que la «causa fundamental fue un traumatismo craneal que puso en marcha un proceso hemorrágico de la víctima que estaba predispuesta por yatrogenia (alteración, especialmente negativa, del estado del paciente producida por el médico)».

Omisión

En dicho informe, según los hechos probados, «omitió que el corazón había sido retirado e introducido en formol para su estudio histopatológico posterior». No obstante, añade que la acusada «no llegó a cumplimentar el formulario exigido para la remisión al Instituto de Toxicología por lo que se quedó en el despacho de almacenamiento de muestras del IMLA».

Dieciséis días después, la jueza que investigaba el presunto crimen durante una discusión por una pelea entre niños pidió a la forense que emitiera un informe de autopsia aclaratorio. Lo hizo y en él señaló que «no se habían tomado muestras del cadáver», si bien la jueza destaca que contestó eso «pese a ser consciente de que el corazón había sido retirado y conservado para su análisis». Añadió incluso que «las características de la hemorragia y los antecedentes y medicación de la víctima los hacía innecesarios». El informe volvía a concluir que la muerte estaba entre lo natural y lo violento.

El caso dio un giro cuando el instructor del atestado, un miembro de la Policía Nacional, aseguró que estuvo presente en la autopsia y que se había extraído y guardado el corazón. De forma inmediata la instructora de Calatayud mandó buscarlo, siendo encontrado y enviado a Barcelona para el pertinente estudio. Tras el mismo, el laboratorio reveló que los resultados podían justificar una muerte súbita cardiaca de origen coronario. Con este resultado, otros dos forenses del IMLA realizaron un nuevo informe en el que se concluyó la inexistencia del hematoma subdural y de un traumatismo craneal. Por tanto, afirmaban que fue una muerte natural por shock cardiogénico secundario a miocardiopatía isquémica dilatada.

Reclamación

El abogado del que fuera detenido e imputado por un delito castigado con una pena de hasta 20 años de cárcel, José Cabrejas, tiene interpuesta una reclamación al Estado de 100.000 euros por daños y perjuicios.