La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a un hombre de 26 años de edad a 17 años de prisión por agredir sexualmente a tres jóvenes en distintos puntos de la capital aragonesa.

Le condena a diez años por un delito de violación, a otros cinco por uno de violación en grado de tentativa y a dos por un delito de lesiones dolosas y le impone además una multa de 900 euros por un delito leve de lesiones, han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Aragón.

Además la sentencia establece indemnizaciones por valor de 10.280 para la víctima del delito de violación y la del intento de violación por los daños físicos, psíquicos y morales causados y al pago de las costas del juicio, incluyendo las generadas por la acusación particular de una de las mujeres.

Según los hechos probados en la sentencia, Sylvestre Loris, de 26 años, natural de República del Congo y domiciliado en Zaragoza, siguió a una joven de 23 años que entraba en su domicilio en la calle Duquesa Villahermosa en la madrugada del 25 de octubre de 2015 sobre la que se abalanzó y empujó.

Tras realizarle tocamientos en los pechos y en los genitales mientras la joven gritaba pidiendo auxilio e intentaba darle patadas y después de desabrocharle y bajarle los pantalones, logró escapar cuando un vecino acudió en ayuda de la chica.

El testigo logró ver la cara del agresor, que llevaba al cuello una braga de rayas rojas y negras para evitar ser reconocido pero que solo le cubría hasta la mitad de la nariz.

Una semana después, el 1 de noviembre de 2015, el acusado abordó por la espalda de madrugada a otra joven de 16 años cuando regresaba a su casa a la altura del andador Teniente General Gutiérrez Mellado.

La derribó al suelo y la agarró por el cuello porque se resistía y no pudo llegar a bajarle los pantalones porque se acercó un hombre que presenció lo ocurrido y se aproximó para auxiliar a la chica.

El condenado salió corriendo del lugar pero también el testigo pudo verle la cara pese a que llevaba el rostro semicubierto con una braga de color rojo que le cubría hasta la nariz.

Aunque el testigo persiguió al acusado entendió que era más urgente atender a la víctima, como así hizo.

Esa misma madrugada, el acusado había seguido minutos antes a otra mujer, de 33 años, cuando se dirigía a trabajar que, al sentirse seguida, aceleró el paso y atravesó la verja de la residencia de Mayores "La Romareda".

Aunque el ya condenado atravesó también la verja con la intención de alcanzarla, desistió de su propósito al aparecer el conserje y franquearle la puerta.

El acusado, que mide 1,85 metros, ha sido condenado con anterioridad por los delitos de resistencia, lesiones, usurpación con violencia y por un abuso sexual