La Audiencia de Zaragoza ha condenado a seis años de prisión a Óscar D., originario de Guinea, como autor de una violación de la que fue víctima una joven con nacionalidad guineana. Los hechos ocurrieron el 13 de febrero del 2004 en la vivienda de esta última en el Actur y el acusado ha estado desde entonces en prisión.

El tribunal no ha estimado la versión del procesado, quien reconoció que tuvo acceso carnal con la denunciante, pero sin admitir que fuera forzado y que lo realizó con preservativo. Además, considera que aquél pudo haber aportado pruebas documentales que respaldaran su intento de desvirtuar la denuncia de la joven.

Según argumentó el abogado de la defensa, Alfonso Bayo, la intención de la joven al acusar de violación a su cliente tenía como objetivo que éste fuera encarcelado para no reparar una estafa de la que había sido objeto por parte de la denunciante con un talón sin fondos. El tribunal recuerda que, desde que ocurrieron los hechos, el acusado no ha aportado los soportes bancarios que probaran su versión.

La sentencia recuerda que en casos de violación, donde la acción se desarrolla en la intimidad, el testimonio de la víctima "tiene aptitud y suficiencia para enervar el principio constitucional de presunción de inocencia", salvo que otros datos objetivos invaliden la denuncia o provoquen dudas.

Para que prevalezcan, estas declaraciones deben de estar avaladas por la persistencia en la incriminación, verosimilitud del relato y ausencia de fines espurios.

PRUEBAS CIENTÍFICAS Además, existen otras pruebas que apoyan la versión de la joven, como la coincidencia de su relato con las pruebas recogidas por la Policía en el lugar de los hechos y el informe de los forenses, que diagnosticaron lesiones compatibles con una violación en su aparato genital, así como huellas de que había estado atada por una muñeca y un tobillo.

Por otra parte, ninguna de las pruebas halladas en la habitación donde ocurrieron los hechos avalan la versión del acusado, ya que ni siquiera se encontró el preservativo.

La sala considera probado que Óscar D. consiguió acceder al piso de la denunciante, de la que era conocido, con la excusa de contarle un problema y que le propuso mantener relaciones, a lo que ella se negó. Posteriormente, la amenazó con un vaso roto y la maniató en una cama, donde consumó la violación.

La sentencia no entra a valorar la versión de la joven en el sentido de que fue violada cuatro veces en una hora como afirmó en su denuncia y considera que no se han probado algunos aspectos de la misma, como que fuera arrastrada por el pelo hasta el cuarto de baño.

Sin embargo, el tribunal estima que el violador no procedió con "una particular crueldad innecesaria y gratuita que integraría una especial vejación o degradación para la dignidad de la persona agraviada" y que supondría una agravación de la pena de privación de libertad, que podría alcanzar los 15 años de prisión.

En este sentido, tampoco asume la sala la pena de 13 años solicitada por el ministerio fiscal y la acusación particular, ejercida por el abogado José Antonio Alonso y la reduce a seis años de cárcel.

Además de de cumplir la pena de prisión, el acusado tendrá que indemnizar a la víctima con 8.000 euros por los daños morales causados y pagar asimismo todas las costas del juicio, incluidas las de la acusación particular.