La magistrada del Juzgado de Menores número 2 de Zaragoza ha impuesto una pena de seis años de internamiento en un centro cerrado, seguida de otros tres de libertad vigilada, a J. G. M. G., un muchacho de Calatayud de 17 años, al que ha declarado coautor del asesinato del senegalés Lamine Gueye, muerto tras recibir una brutal paliza en su piso de la calle Mompeón Motos el 11 de mayo del año pasado.

La sentencia señala que cometió el crimen junto con su hermano Bryan M. G., pendiente de que un tribunal popular lo juzgue en la Audiencia por los mismos hechos y para quien la Fiscalía solicita una condena de 17 años de prisión.

La sentencia declara probado que los hermanos se dirigieron esa mañana acompañados por dos amigos al barrio de Delicias de Zaragoza. Era el tercer viaje que hacían esa semana para ver a Lamine, con quien estaban negociando la compra de algo más de un kilo de marihuana.

Los hermanos, narra la resolución, se dirigieron al piso en el que vivía el senegalés llevando bridas y una pistola detonadora "a fin de asegurar el negocio intimidando a Lamine si era necesario o se sentían engañados". Había desconfianza entre ellos.

Mientras dos amigos del africano iban a otro piso a buscar la droga, se desató entre el traficante y sus clientes una fuerte discusión "que desencadena una dinámica intimidatoria" en la que los hermanos golpearon a la víctima y, tras disparar al aire, lo redujeron y lo llevaron al baño, donde lo inmovilizaron con las bridas. Lamine apenas mostró resistencia.

La sentencia añade que los clientes se dedicaron entonces a registrar la vivienda en busca de droga, "y como no la encuentran y O. no llegaba con la mercancía (porque esperaba confirmación telefónica de Lamine), airados golpean a Lamine indefenso sobre la cama de su dormitorio con la culata de la pistola con tal fortaleza que le fracturan la bóveda craneal".

Esas heridas, "mortales pero no causantes de la muerte inmediata", asustaron a los hermanos --Lamine sangraba a chorros mientras intentaba incorporarse en la cama--, que huyeron. Sin embargo, se dejaron en la propia casa de la víctima algunas de las prendas que llevaban cuando tuvo lugar la agresión. El africano murió ese mismo día sobre el sofá, hasta el que logró arrastrarse tras cerrar la puerta del piso.

El abogado del menor, Manuel Martín-Calvente, recurrirá la sentencia ante la Audiencia. Sostiene que no hay pruebas para condenar al muchacho.