Aunque negó los hechos e incluso una de las víctimas llegó a cambiar de versión el día del juicio -según la otra víctima por miedo-, la Audiencia Provincial de Zaragoza acaba de condenar por abusos sexuales a un hombre que ejercía de camarero en un bar de la capital aragonesa. Los magistrados le imponen a Ángel V. G. una pena de 4 años de prisión y una indemnización a los jóvenes de 4.500 euros.

El tribunal considera probado que en verano del 2016 contactó con dos menores, de 12 y 13 años, que se encontraban en el parque cercano al establecimiento en el que estaba empleado en aquel momento. El procesado llegó a conseguir los números de teléfono de los dos adolescentes y realizó «pequeñas prebendas tales como invitarles a consumiciones en su establecimiento, regalarles chucherías, entregarles pequeñas cantidades de dinero o hacerles recargas en sus teléfonos móviles».

WHATSAPP

En un determinado momento y tras haberles confesado su condición de homosexual, Ángel V. G. pidió por WhatsApp a uno de los menores que tuvieran relaciones sexuales, llegándole a solicitar también que le remitiera una fotografía de su miembro viril, propuesta que reiteró en el curso de la segunda visita que el menor hizo al bar.

Asimismo le remitió los siguientes whatssaps: «Te eché en falta tío. Te has hecho masturnadp hoy? Te gusta te chupen los testículos. Me los tragué casi, Viste. Casi me los metí enteros...”.

Con respecto al otro de los niños, los magistrados de la Audiencia de Zaragoza destacan que el acusado le remitió un mensaje de WhatsApp en el que literalmente le manifestaba: «Hola, soy Ángel, vente a merendar con tu amigo. Si no está él vente solo. No le digas nada, ya sabes, se pone celoso, jajajajaja». Ángel se ofreció a pagarle una recarga en el móvil si el menor le realizaba sexo oral.

Los hechos que se declaran probados son constitutivos de delitos de abusos sexuales tipificados en el Código Penal, que sanciona como tal el contacto, a través de internet, del teléfono o de cualquier otra tecnología de la información o la comunicación con un menor de 16 años para proponerle encuentros a fin de mantener relaciones sexuales o para requerirle material pornográfico

Sin embargo, los jueces resaltan que no considera probado que, efectivamente, el acusado realizara actos de carácter sexual con uno de los menores, entre otras cosas porque la única prueba es la declaración de la víctima y esta cambió en el juicio el relato de los hechos que había hecho en sede policial. En concreto, este joven sufre una discapacidad del 48%, algo que Ángel V. G. ignoraba, según señaló.

Los agentes de la Policía Nacional que realizó la investigación confirmaron en el juicio que elaboraron un informe con los mensajes remitidos entre el camarero y los menores, donde quedaba constancia de sus ofrecimientos de relaciones sexuales a los dos jóvenes. También resaltaron que estaban investigando si otros menores han sido víctimas de este hombre de 50 años. Inicilamente, Ángel V. G., se enfrentaba a seis años de prisión que solicitaba la Fiscalía.