Carmelo C. C. aceptó ayer una pena de tres años de cárcel, la mínima posible teniendo en cuenta su multirreincidencia, por un robo cometido en una casa de campo del camino del Saso de Zaragoza, el pasado verano. El hombre, de 40 años -no 35 como, por error, se publicó ayer- sumó además otros tres años de cárcel por otro asalto de idénticas características en la misma zona. El juicio se celebró anteayer, y aunque no fue de conformidad, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza ha mantenido el criterio para ambos casos, dado que son iguales.

Así, en dos días, Carmelo C. C. ha sumado seis años de cácel por los robos efectuados para costearse su adicción a la cocaína, circunstancia que ha sido tenida en cuenta para aplicarle las penas mínimas.

En este caso, robó material por valor de unos 5.000 euros en la casa, y le delataron sus huellas dactilares en unos guantes y el ADN en una botella de refresco de cola la y en un vaso de agua. Su letrada en este asunto, Elena Mainar, pactó esta pena.

Ambos robos, así como otros dos por los que ha sido juzgado recientemente, y tres que tiene pendientes, los cometió en el periodo en el que se fugó tras un permiso penitenciario, por condenas anteriores. Actualmente, aplicando la refundición de condenas (se cumple como máximo el triple de la mayor pena), saldrá de la cárcel en el 2029. Pero entonces tendrá que afrontar las correspondientes a los juicios aún no celebrados.

El hombre, que comenzó a acumular hasta 31 arrestos desde los 23 años, explicaba anteayer a los magistrados que consumía hasta tres gramos diarios de cocaína, y admitió que en la cárcel sigue enganchado. Su caso no es único, aunque menos frecuente que en décadas pasadas, y vuelve a poner sobre la mesa la dificultad de la reinserción en prisión, ya que en su caso no parece haber voluntad (o tesón) para desintoxicarse y no hay centros de ingreso forzoso, al menos en Aragón.