El Tribunal Supremo ha condenado a un vecino de Zaragoza a seguir pagando de forma permanente una pensión compensatoria a su exmujer tras constatar que ésta carece de posibilidades de integrarse al mercado laboral a sus 57 años de edad. El matrimonio se formalizó en 1980 y la separación fue en el 2003, en virtud de una sentencia que estableció una pensión compensatoria de 421 euros para la mujer, que dejó de trabajar al casarse para hacerse cargo de la familia.