David M. M., el soldado profesional acusado de abusos deshonestos y agresiones sexuales contra varios niños de la localidad zaragozana de Cadrete, cumplirá seis años de prisión después de que el ministerio fiscal y el abogado de la defensa, Fernando Lacruz, alcanzaran ayer una sentencia de conformidad en el Juzgado de lo Penal número dos.

Los hechos fueron denunciados en julio del 2003, cuando el acusado prestaba servicio en el polvorín de Cadrete. Según el escrito de acusación, David llevaba tres años destinado en la localidad y se relacionó con un grupo de niños con edades de 8 a 13 años.

El acusado, que fue apartado del Ejército tras descubrirse los hechos, utilizaba su domicilio para reunirse con los niños, a los que proyectaba cintas de vídeo pornográficas y se masturbaba delante de ellos, acto que también realizaban los menores mientras veían las películas.

El fiscal considera que también se registraron tres casos de tocamientos por parte del acusado y tres agresiones sexuales, en las que los adolescentes afectados fueron encerrados en una habitación de la vivienda y, posteriormente, recibieron dinero de David.

La disposición de elevadas cantidades de dinero por parte de los niños despertó las sospechas de varios vecinos de la localidad, que pusieron los hechos en conocimiento de los padres de los menores.

ACUSACION En sus calificaciones provisionales, el ministerio fiscal solicitaba diversas penas que sumaban algo más de 15 años de prisión por delitos de exhibicionismo y provocación sexual, abusos deshonestos y agresión sexual. La pena más elevada era de tres años y seis meses, con lo que, de ser condenado, David M. hubiera tenido que cumplir diez años y seis meses de privación de libertad (el triple de la mayor).

No obstante, antes de iniciarse la vista, el fiscal y la defensa alcanzaron una sentencia de conformidad con reducción de la petición de condena. Las penas máximas acordadas por cada agresión sexual son de dos años, por lo que el cumplimiento efectivo de prisión será de seis.

Por otra parte, en el juicio se presentaron los resultados de las pruebas psicológicas realizadas al acusado, que coinciden con la opinión del forense en el sentido de que aquél debe de ser recluido en un centro penitenciario con tratamiento para pedófilos, como la cárcel catalana de Can Brians.