El conductor que el pasado domingo cayó al Canal Imperial tras huir de la Policía Local de Zaragoza tuvo un mal despertar en el hospital Miguel Servet de la capital aragonesa al que fue trasladado por los bomberos. Este hombre, identificado como P. P., cogió el portagoteros y se lo lanzó a uno de los agentes que le custodiaban. El policía tuvo que protegerse con sus brazos para evitar el impacto directo.

Así lo hace constar la Unidad de Policía Judicial de este cuerpo municipal en el que se señala que estaba sedado en una habitación y que, en un momento dado, comenzó a gritarles y a amenazarles de muerte. Fue tal la alteración que presentaba que la médica que le atendía se vio obligada a darle el alta hospitalaria puesto que estaba «molestando al resto de pacientes que allí se encontraban». Ayer pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza, en funciones de guardia, que decretó la libertad provisional a la espera de juicio rápido. La Fiscalía solicitaba para él 28 meses de cárcel, si bien su abogado defensor, Armando Martínez, no quiso llegar a un acuerdo.

BORRACHO

Sobre él pesa la acusación de varios delitos, entre ellos la conducción bajo los efectos del alcohol, tras dar positivo en las pruebas de etilometría a las que fue sometido por parte de la Policía Local de la capital aragonesa. En el primer test al que fue sometido dio 0,86 milígramos por litro de aire espirado, si bien en la segunda la cantidad subió hasta el 0,91.

Pero no era la primera vez que era detenido por circular borracho con su vehículo. En el 2018 fue condenado a la retirada del permiso de conducir durante tres años por hechos similares. Lo incumplió, si bien, ahora, ya no tendrá vehículo en propiedad con el que quebrantar la orden judicial, tras acabar en el fondo del Canal Imperial de Aragón, a la altura del paseo de Colón de Zaragoza.

El otro de los delitos que la Fiscalía le imputa es el de atentado contra los agentes de seguridad, ya que, según se señala en el atestado al que tuvo acceso este diario, el conductor llegó a embestir a uno de los vehículos policiales con tal virulencia que llegó a desplazarlo hacia izquierda, consiguiendo, a su vez, que chocara contra un turismo que estaba estacionado en la calle Fernando de Antequera. Ninguno de los agentes que iban en el interior de este vehículo resultaron gravemente heridos.

Fue una de sus últimas acciones antes de remontar con su Mercedes S230 el paseo de Colón, perdiendo el control al no trazar una curva, atravesando el carril bici, la acera y derribar la valle que hizo caer al agua. El conductor no pagaba su póliza, por lo que los daños tendrá que asumirlos el consorcio de seguros.

SIETE COCHES DAÑADOS

La persecución a este vehículo se saldó con siete coches dañados como consecuencia de la temeraria circulación de P. P., de 44 años. Entre ellos, un coche de la Policía Local de Zaragoza. La voz de alerta la dio, sobre las 06.00 horas, un taxista no dudó en llamar a la sala del 092 cuando vio a un hombre al volante conduciendo de una forma anómala por la calle Corona de Aragón en dirección a San Juan de la Cruz. Ante dicha comunicación, los agentes activaron un operativo para tratar de dar con él.

Le observaron a velocidad muy reducida y zigzagueando entre los carriles de San Juan de la Cruz hacia Juan Pablo Bonet. Los coches patrulla activaron las señales luminosas, momento en el que aceleró bruscamente la marcha, saltándose un semáforo en rojo en el paseo de Sagasta. Como había un vehículo en el único carril de esta vía a la altura del paseo Cuéllar, el conductor ahora detenido no dudó en invadir el carril bici de la izquierda para sobrepasarle.