Investigadores de la Universidad de Zaragoza y de Exeter (Inglaterra) han descubierto una posible conexión entre la microbiota, o flora intestinal, y la depresión y el estado emocional. El estudio, realizado en la Facultad de Veterinaria, ha demostrado cómo la activación de la proteína TLR2, el principal elemento que reconoce los cambios en la cantidad y calidad de la flora intestinal, condiciona los niveles disponibles de serotonina.