Todo empezó el 20 de mayo. Unos 1.500 trabajadores encargados de la limpieza de centros sanitarios del Salud iniciaban una huelga indefinida ante la falta de renovación de un convenio que expira el próximo 7 de julio que ya se ha convertido en una de las más largas de la historia reciente de la comunidad. Ha pasado más de un mes, pero poco ha cambiado. Las posturas entre la Asociación Profesional de Empresas de Limpieza (Aspel) y sindicatos se mantienen distantes, aunque hay quien advierte cierta cercanía en varios apartados. Tras acusaciones mutuas, actos vandálicos, detenciones y multitud de concentraciones --la última con tres trabajadores detenidos a los que se imputan cuatro delitos, entre ellos, atentado a la autoridad--, la situación parece enquistada, aunque, afortunadamente, sin afecciones para los pacientes.

¿POR QUÉ?

Sindicatos y patronal discrepan en la forma de abordar el final del actual convenio y la redacción del futuro. Ambas partes aseguran tener claro su posicionamiento, lo que no permite prever un desenlace inmediato al conflicto. Se podría decir que las empresas plantean negociar un convenio nuevo, partiendo de cero o, al menos, así lo entienden los sindicatos, que consideran que los ofrecimientos que va realizando la patronal alcanza a cosas "que ya teníamos". En el trasfondo de la cuestión subyace la equiparación actual con el personal estatutario del grupo E. "Pretenden equipararnos, pero solo en conceptos que les benefician", se quejan los trabajadores. La negociación del convenio está encallada por tres motivos: la consideración del hospital Miguel Servet como centro único, plantillas mínimas y la ultraactividad del convenio --desactivar la exigencia de la reforma laboral y no tener plazo para negociar el futuro convenio--. La patronal ofrece tres años de prórroga para llevar a cabo esa negociación --en vez de uno como establece la reforma-- pero, tras dos años y medio de conversaciones, apenas se han producido acercamientos.

EQUIPARACIÓN

La adaptación del personal de limpieza al grupo estatutario sería en aspectos como el salario, el aumento de jornada o las vacaciones. Pero las discrepancias más relevantes alcanzan a indicadores como los tres días de ausencia por enfermedad sin necesidad de parte médico. Los sindicatos pretenden que la equiparación también alcance a este apartado, pero las empresas no ceden. Tampoco en licencias, permisos o excedencias, lo que los sindicatos consideran "derechos sociales" porque "buscamos una equiparación completa y no a la carta".

MOVILIDAD Y PLANTILLAS

Los trabajadores exigen que no haya despidos y estabilidad en las plantillas. También reclaman el mantenimiento de la consideración de centros independientes, como considera el actual convenio a cada centro de salud, por lo que, por ejemplo, un empleado del hospital Clínico no puede ser enviado al Servet. En este sentido sí se han producido avances, pero la diferencia la marca, precisamente, la Casa Grande, al que la patronal no consideraría independiente.

¿CUÁNTO TIEMPO MÁS?

¿Está en condiciones este colectivo de prolongar más la huelga con la consiguiente repercusión en el salario? La pregunta se centra, principalmente, en la afección que pueda tener el paro en personas con menos recursos y en situación más delicada.

Desde los sindicatos se asegura que la intención es "perder ahora para ganar en el futuro" y, además, se refugian en los elevados servicios mínimos --100% en puntos clave como quirófanos o Urgencias-- para subrayar que, en general, los empleados están trabajando "bastantes" días. Asimismo, el colectivo ha recurrido a una denominada caja de resistencia en determinados centros sanitarios. Se trata de un sistema ideado para ayudar a personal más necesitado a través de la donación de dinero por parte de compañeros e incluso desde otros colectivos para repartirlo entre los huelguistas en situación más grave o con unas necesidades económicas más acuciantes.

MURCIA

Afortunadamente, en Aragón no se han tenido que suspender intervenciones quirúrgicas como consecuencia de la huelga de limpieza, algo que sí sucedió en Murcia, donde se llegaron a cerrar hasta 13 quirófanos del hospital Virgen de la Arrixaca, lo que obligó a aplazar decenas de intervenciones quirúrgicas. Aunque, en ese caso, el origen del conflicto es distinto, ya que los empleados de la limpieza murcianos denuncian una gran cantidad de despidos como consecuencia de la licitación del servicio realizada desde el Sistema Murciano de Salud (SMS) a una nueva empresa.

¿CONTROLADO?

Desde los hospitales y centros sanitarios aragoneses se asegura que la situación está "controlada". Nada que ver con los problemas acaecidos en los primeros días de la huelga, cuando se acumulaban los actos vandálicos, denuncias e imágenes de suciedad acumulada en halls o pasillos.

El conflicto sigue. Oliván ofreció el pasado viernes la intervención de un árbitro externo para desbloquear unas negociaciones que los sindicatos dan por rotas. La medida, por cierto, ya fue descartada por los trabajadores cuando la puso sobre la mesa el SAMA.