POR

ADRIANA OLIVEROS

Le pueden cortar en daditos, hacer desaparecer en un plis plas o echarle unos polvos (mágicos). Porque cualquier cosa es posible estos días en el Auditorio de Zaragoza, foro de reunión de los 450 ilusionistas del XXVI Congreso Mágico Nacional. La cita se inauguró ayer con concursos, conferencias y exposiciones para dar y tomar. Como la itinerante del mago Enrique Arellano en la que aparecen los naipes más grandes del mundo, guillotinas del XIX, las bolas voladoras de Fumanchú (que existían) y sierras de las que dejan a las azafatas vivitas y coleando. Expertos en bibliografía mágica Agustín Moreira y Manuel Tena, deambulaban por la zona. Y mientras, en la Mozart, todo era acción. Antonio Rosales, Javier Tapias, Eduardo Cabello, Mario Gurrea y otros miembros de la Asociación de Magos, que preside Paco Duaso, se afanaban en la organización. El teatral Antonio Meseguer dirigía la escena del concurso de magia, por el que pasaron ayer Carlos Madrid, Angel Azar, Romer, Arcadio... En la calle, el bus de la magia , con su revisor Crechendo, hacía las delicias de los más pequeños. Y, entre pasillos y bambalinas se movían grandes magos, como los zaragozanos Carlos Serrate y Javi El Mago, el navarro-aragonés Pedro III y los nacionales Juan Tamariz, Magic Andreu, Arsen Lupín, Jorge Blas... En pro de la ilusión, allí y entre ellos, todo era más secreto que los documentos de Cesid. Menos el programa. Todos los días habrá actuaciones libres al mediodía. Y galas especiales, el sábado y el domingo. Esta noche, sesión de escapismo al aire libre en el paseo de Independencia, a las 22 horas. Es La gran evasión con Civi-Civiac. Y que viva Houdini.