Los bares zaragozanos ya han aumentado su área de trabajo con la conquista de las calzadas. Terrazas que se veían reducidas a tres mesas al tener que aplicar el metro y medio de seguridad que exige Sanidad por el coronavirus, ahora ha podido ampliar la oferta que tenían antes del covid-19 e incluso duplicarla tras la autorización del consistorio que les permite poner más mesas en el asfalto.

Estas ampliaciones se autorizaron en mayo en el marco de la instrucción interpretativa de la ordenanza municipal que regula en Zaragoza la instalación de terrazas y veladores, aprobada por decreto de la concejala responsable de Servicios Públicos y Movilidad del ayuntamiento, Natalia Chueca, y ahora ven la luz bajo estrictas medidas de seguridad. Estos añadidos exteriores deben garantizar la seguridad vial, la accesibilidad y requisitos de la construcción. Entre ellos destacan las exigencias de tener unas balizas de 1,10 metros de altura y pavimento ignífugo, antideslizante y que pueda soportar la carga del uso.

«De aquí a final de año veremos a ver si ha salido rentable», cuenta Raquel Tejedor, empleada del bar Moderno, establecimiento que utiliza la expansión a la calzada para instalar una terraza portátil. En este bar pasaron de tener tres mesas disponibles en terraza a seis, aunque habían «hecho proyecto para los dos lados pero el de la otra acera no nos lo han concedido» explicaba la camarera.

El reglamento establece que el espacio añadido de terraza que le corresponde al bar es el mismo que tiene su fachada, por esta razón en Moderno se les aprobó la solicitud de extender su negocio, «en la fachada no podemos poner cuatro mesas porque no nos da la acera, entonces nos han dejado colocar la plataforma para que en este lado sí podamos aprovechar toda la fachada», aclara la trabajadora.

En este bar ya vaticinan cómo les beneficiaría «si las cosas volvieran a la normalidad», continuar con la extensión actual de la terraza y sin la distancia de seguridad. «Pasaríamos a tener ocho mesas, que eso ya sería un aumento importante». Además, Tejedor explica que «ahora mismo en hostelería o tienes dos mesas en la calle o no funcionas como negocio», porque «ya puedes tener el bar todo lo bien montado que quieras pero como no te puedas salir a la calle a fumarte un cigarro…», argumenta.

En el centro de la ciudad, en zonas donde la circulación del tráfico suele ser menor, los bares de Garbo Gentelbar y Bloody señalan que una mayor peatonalización del núcleo de la capital aragonesa favorecería a todo el mundo. En Bloody la plataforma se encuentra sobre tres plazas para coches, lo que para el local se traduce en seis mesas más de terraza. De normal este local disponía de cinco y ha pasado a tener once, y están esperando la duplicidad, que les permitiría añadir más mesas a su terraza, pudiendo alcanzar 15 sitios al aire libre.

Jimmy Valios dueño de Bloody describe cómo «incómoda» la ubicación, previa a la instalación de la tarima, de su terraza, «porque los coches aparcaban y los clientes estaban sentados al lado». Además, apunta que la sustitución de los aparcamientos hace que «todos salgamos beneficiados» porque «tampoco había demasiado tráfico últimamente».

Su vecino, Garbo Gentlebar, ha duplicado su oferta de nueve mesas a 18. Patrick Perida, encargado del bar, pide que se considere «mantener al menos las terrazas portátiles durante la campaña de verano, como en el centro histórico de Madrid», no solo «en esta nueva normalidad», aunque entiende que «para el hostelero hay ventajas y para los vecinos hay inconvenientes» al continuar con esta reforma.

La inversión que han hecho estos negocios son: la instalación de una plataforma y de una barandilla protectora que resguarde a todos sus clientes. Que estar en la calzada no suponga un riesgo es la mayor prioridad de una novedad que, a este paso, promete perdurar mucho tiempo. El dueño de este establecimiento explica que tuvieron que «llamar al carpintero para que tenga un material adecuado» y a la marca con la que tienen el contrato para que le proporcionase más sillas y mesas para ocupar el nuevo espacio.

En el bar Moderno la inversión «no ha sido tremenda», pero Tejedor añade que «si a final de año nos dicen de quitarla, igual ha sido una inversión para nada». Esta es la principal duda o temor en estos momentos, apostar por un formato nuevo y hacer una inversión para cumplir con una normativa distinta a la que se prefijaba para la obtención de sus licencias y que luego vuelva a cambiar la ordenanza o les prohíban usar la infraestructura que cuesta dinero montar. Pero nada es garantía de forma indefinida en estos momentos de pandemia, y mucho menos para la hostelería. Se trata de arriesgar para subsistir, que no es poca cosa.

Aunque ahora casi todos los negocios coinciden en que esta extensión les va a beneficiar porque «esto siempre sale bien», cuenta Mario Gil, camarero en El Rincón de Costa, en la calle Joaquín Costa, refiriéndose a la opción de estar al aire libre. «Parece que en un sitio abierto estás más seguro que en uno cerrado», argumenta.

Para Perida «hay una inversión que tampoco es de gran coste», como «hablar con tu arquitecto y luego un carpintero», pero es más reticente al hablar de una fácil recuperación económica. «Hemos aumentado el número de mesas pero no se traduce en que haya más trabajo».

En Bloody, su dueño también prefiere «esperar a ver qué tal funciona este mes de agosto» antes de pronosticar una victoria tras casi cuatro meses cerrados.

La teniente de alcalde de Servicios Públicos, Natalia Chueca, ha señalado que tendrá que ser «habilitando una tarima, que pueda equilibrar a la misma superficie y altura con la acera y, además, estableciendo elementos de seguridad y protección para que no haya accidentes ni caídas», en el caso de los bares. Los hoteles podrán pedir utilizar sus terrazas para ampliar la zona de servicios.

El objetivo desde el consistorio es «acometer otras medidas en el ámbito fiscal, impositivo y de las tasas». «Estamos comprometidos con la hostelería y en subsanar las carencias de estos establecimientos y también del comercio y las pequeñas empresas como consecuencia de la pandemia», según María Navarro, responsable de Hacienda y portavoz del equipo de Gobierno de la ciudad. El ayuntamiento considera esta medida de las terrazas en la calzada como un simulacro temporal que enseñará el camino para la redacción de la futura ordenanza municipal «para implementar algunas mejoras en el uso y en la gestión de los bares y veladores», ha señalado el alcalde, Jorge Azcón. Aunque hay hosteleros que requieren la continuidad de esta regulación nueva