Para el experto Javier Celma, los riesgos y consecuencias del calentamiento global se dan en todos los aspectos, desde sanitarios hasta económicos. Según señala, estos aumentos de la temperatura se manifiestan en problemas de salud, no solo en humanos, sino en cualquier ser vivo, de manera que afecta también a animales y plantas. «Nos va a afectar a cualquier situación, ya sea económica, sanitaria, a los recursos hídricos... en todo su conjunto», asevera.

De la misma forma, el incremento del calor se traduce en «una demanda superior de agua en determinados tipos de cultivo». «Ya estamos viendo cómo cantidad de empresas de viñedos están subiendo en altura, plantando sus uvas en territorios más altos para equilibrar ese incremento de la temperatura», explica.

Para mitigar este problema, Celma apuesta por realizar una transición a una economía más descarbonizada. «Los combustibles fósiles hay que reducirlos de una forma sustancial. Ese es el primer paso y supone un modelo económico totalmente diferente, apostar más por las renovables y la utilización de los recursos naturales con más sentido común», relata el experto.

Además, recomienda nuevas fórmulas de gobierno que se adapten a las nuevas realidades. «Es preciso establecer unos sistemas de indicadores que anualmente nos digan lo que está sucediendo, no solamente desde el punto de vista del aumento de la temperatura, sino qué incidencia está teniendo en los cultivos o los seres humanos y, a partir de ahí establecer políticas, explicó Celma.

Acerca de la relación de la comisión que ha presidido y la Estrategia Aragonesa del Cambio Climático, presentada hace unos meses, aformó que se trata de un trabajo paralelo «y con total independencia». «Ahora, este documento tiene que incorporarse a la estrategia», apostilló. Al respecto, el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, destacó ayer la «contribución» de la primera a la segunda.

«Está claro que los modelos existen a nivel internacional se están cumpliendo, además, dentro de las previsiones más severas. La cosa va en serio. Lo que está claro es que o reaccionamos de una forma rápida y nos enfrentamos a este problema o si no, será una catástrofe. El futuro dependerá de toda la humanidad, no solo de los habitantes de Aragón, concluyó Celma.