En un primer momento, el propio Oliván receló de la posibilidad de que el aire hubiera sido el causante de la caída del cartel. Sin embargo, en la consejería se transmite ahora el convencimiento de que el viento --no excesivamente fuerte el día del accidente-- provocó el desplome. El letrero, que llevaba descolgado varias semanas a falta de la aprobación del presupuesto para ser restaurado, se encontraba situado en una marquesina, desde donde el viento, supuestamente, lo habría tirado.