Los expertos médicos alertan de los posibles perjuicios que estos aparatos pueden tener para la salud si no se tienen en cuenta parámetros como graduar el nivel del frío o comprobar la humedad del lugar. El mal funcionamiento o la errónea instalación origina sequedad de las mucosas de nariz y garganta, lo que puede provocar irritación e incluso enfermedades crónicas como la bronquitis o el asma. Y la diferencia de temperatura con la calle --que a veces es de hasta 20 grados-- tiene también efectos nocivos en el aparato respiratorio. Por ello, la mejor recomendación es evitar estos golpes de calor y mantener los edificios sin contrastes extremos con el exterior, con temperaturas que no bajen de los 20 o 21 grados. Además, el ambiente artificial creado puede producir dolores de cabeza, irritación de ojos, estornudos o congestión. Moderar su uso y no recibir directamente el aire es fundamental, así como el buen mantenimiento y la limpieza de los conductos.