La lentitud en la tramitación de las obras hidráulicas y los problemas extra administrativos de algunas de ellas impiden en ocasiones gastar el dinero que se les ha adjudicado en un ejercicio. Obras emblemáticas como la presa de Santaliestra --cuya construcción está en entredicho-- han dispuesto de fondos que no se han gastado. Y es que los proyectos no están, necesariamente, en la rampa de salida. Sucede ahora con Biscarrués, que el año próximo tendrá 4,4 millones: pues bien, la obra está adjudicada desde el año 2001 y no se ha movido una piedra. La Administración decidió repetir trámites para ahorrarse problemas judiciales. Y no se ha aclarado en qué fase está o si hay visos de que reciba ya el sí final del Gobierno.La presa de Mora de Rubielos ha tenido fondos que no se han gastado porque se paralizó la actuación. Y la de Yesa ha dispuesto de cantidades millonarias que no se han movido apenas porque los trabajos pasaron de la ralentización a la paralización (se está a la espera de ver si se impulsa la cota media). Un ejemplo final: el embalse de El Val no está en funcionamiento y sigue teniendo previsión presupuestaria siete años después de terminada la presa.