Cinco meses. Este fue el tiempo que transcurrió desde que Antonio Becerril (teniente de alcalde de Participación Ciudadana) solicitó al Ayuntamiento de Zaragoza junto con otros vecinos de Garrapinillos el arreglo de la calle en la que habita, hasta que el consistorio inició las obras de construcción de las aceras.

Los trabajos, valoradas en 20.000 euros, se desarrollaron entre los meses de febrero y abril y consistieron en la construcción de una acera con la que se cubría una acequia subterránea dañada por el continuo tráfico pesado de la vía. Casualmente, la acera se prolonga hasta la misma puerta de la vivienda de Antonio Becerril.

Esta actuación ha dado pie a nuevas críticas hacia el teniente de alcalde, que se suman a las ya desatadas hace unas semanas con el cese repentino por indisciplina del alcalde rural de Miralbueno, José Luis Castillo, y el aumento de los sueldos de varios trabajadores del Imefez.

Mientras desde el grupo municipal del PP no dudaron en tildar la actuación de Becerril de "abuso de poder", en el PAR se mostraron más cautos. "Vamos a estudiar con lupa el expediente porque esta intervención ha sido muy rara y ya se sabe que la mujer del césar no debe sólo ser honrada, sino parecerlo", expuso Manuel Blasco. El aragonesista indicó que ahora carecen de información pero que a la vista de la actuación de Becerril, "a todos los ciudadanos les encantaría tenerlo como vecino y que encabezase sus peticiones".

CONTRATO A SU MUJER No es ésta la primera sombra en la carrera de Becerril. En 1991, cuando era alcalde de Garrapinillos, contrató a su mujer como auxiliar administrativa en las dependencias municipales de este barrio rural. Este primer contrato se fue prorrogando durante años, hasta junio de 1995, cuando hubo cambio de Gobierno en el Ayuntamiento de Zaragoza.

Su contratación se solicitó con carácter urgente, a través de un fax escrito a bolígrafo enviado desde la alcaldía.