Los vecinos de Ríos de Aragón verán este año cómo se da una solución definitiva a sus problemas con el alumbrado público. El Ayuntamiento de Zaragoza está redactando un proyecto para instalar 69 nuevas luminarias que, aparte de arrojar más luz sobre la vía pública, destierren definitivamente de sus calles los postes de madera y focos que ahora les alumbran. Estos son una excepción en toda la ciudad, no existe nada igual en el callejero zaragozano, pero su historia se remonta al 2010, cuando el consistorio tuvo que recurrir a esta fórmula "provisional y segura" para que ellos no sufrieran un corte inminente del suministro eléctrico.

Una provisionalidad que llevaba camino de perpetuarse por las estrecheces económicas del consistorio, la falta de partidas específicas en el presupuesto y la imposibilidad, por las prohibiciones impuestas desde el Gobierno central a municipios con un nivel de deuda como el suyo, de acometer nuevas inversiones. De repente todo se ha desbloqueado para ellos. Madrid les deja realizarlas, Chunta incluyó a través de una enmienda al presupuesto que fue aprobado recientemente una partida de 260.000 euros con los que se costearán las obras y voluntad, técnica y política, parece que existe. Y no solo de hacerlo, sino de agilizarlo al máximo. En cuanto se presente el proyecto se sacará a concurso, para ejecutarlo este mismo año.

Pero este es el final a una situación que se remonta incluso más allá del 2010. Hace cinco años solo se puso remedio a una deficiente instalación eléctrica que perduraba desde que se construyeron estos edificios (en los años 60). Y es que esta zona, de la calle Ríos de Aragón y aledañas, en realidad no pertenecía al callejero municipal hasta hace cinco años y, ya en su construcción, era el promotor, o más bien los propietarios de esas viviendas, los que debían haber costeado este alumbrado.

LUMINARIAS CON HISTORIA

A los dueños de esas viviendas, entonces parejas jóvenes, les correspondía no solo pagarlo, también asegurarse de que estas instalaciones se homologaban y cumplían estrictamente con la normativa vigente. Para el suministro y para la seguridad.

Porque esta zona era como una urbanización privada con acceso público. Y fue en el 2010 cuando el ayuntamiento, para incorporar estos viales al callejero municipal encargó una inspección para recepcionar esa urbanización y fue cuando los técnicos determinaron que, no solo no estaba bien, sino que suponían un riesgo para el viandante. En ese mismo momento, la compañía o el Gobierno de Aragón, con competencias en la materia, podían haber exigido el corte del suministro. Y por eso el ayuntamiento justifica ahora que esos postes de madera y focos, que en algunos casos están anclados a las fachadas de los edificios, eran "provisionales pero seguros". Y se homologaron gracias a ello. Lo que nadie esperaba es que esa provisionalidad iba a durar cinco años. Y que se cerrara el grifo a esta obra.