El Ayuntamiento de Albarracín invertirá 600.000 euros en peatonalizar el casco histórico de la ciudad, hasta ahora reservado sólo para los vehículos de residentes.

Según los planes del equipo de Gobierno municipal, los turistas sólo podrán aparcar sus vehículos en la zona habilitada al margen del casco antiguo, mientras que los vecinos únicamente estacionarán en los espacios que se dispongan para ello. "En función de la cercanía del domicilio", dijo el concejal de Urbanismo, Luis Doñate.

Tanto el alcalde de Albarracín, Francisco Martí, como Doñate, coinciden en la necesidad de adecuar el pueblo a las exigencias del turismo, impidiendo que cada cual aparque donde le parezca, ya que el trazado de las calles y plazas impide a veces el paso de personas y peatones.

Para llevar a cabo esta iniciativa, el consistorio piensa invertir más de 600.000 euros, un presupuesto que incluye la creación de una plaza de guardia de tráfico local que controle el cumplimiento de los horarios y espacios delimitados para el aparcamiento.

La iniciativa cuenta con el respaldo de la mayoría de vecinos y hosteleros de la ciudad. Según José Luis Herranz, propietario de un hotel en el barrio periférico del Arrabal, "se puede ser más flexible con los vecinos, sobre todo a determinadas horas en las que es preciso desplazarse hasta el centro de Albarracín para realizar algunas gestiones". Algo que comparten la mayoría de habitantes que viven en este barrio, ya que dista más de un kilómetro del centro histórico de la localidad.

Otra propietaria de uno de los establecimientos ubicado en el casco antiguo de Albarracín, Ana Moreno, espera que el consistorio proporcione lugares alternativos suficientes para los habitantes de la ciudad. "También deberían tratar mejor a aquellos que cuidan diariamente de los inmuebles que conforman el conjunto monumental que atrae al turismo", dijo.

El aparcamiento que se tiene previsto ubicar en la zona baja de la ciudad contaría con una capacidad para 300 vehículos mientras que en la zona para residentes habría 200 plazas distribuidas en seis aparcamientos distintos. Además, la parte reservada a turistas se disimularía con vegetación para evitar el impacto medioambiental que causaría la aglomeración de coches.