El Ayuntamiento de Zaragoza ha restaurado nueve monumentos ubicados en diferentes vías públicas de la ciudad. Además de reparar aquellos elementos más degradados por el paso del tiempo, lamentablemente parte de los trabajos también han consistido en la eliminación de grafitis. En total ha invertido 45.232 euros.

La última en lucir una imagen renovada ha sido la escultura de Alfonso I El Batallador, que ya puede verse al completo en el parque José Antonio Labordeta tras varios meses de retiro.

Se trata de una de las obras más emblemáticas de la ciudad, que integra la escultura del Rey Alfonso I de 6,50 metros, y la del león, como símbolo de la ciudad de Zaragoza. La reparación del monumento al Batallador ha ascendido a 10.196 euros, mientras la limpieza del león de bronce ha supuesto 7.445 euros de coste. En el caso de la figura del monarca se han repuesto los morteros disgregados o desaparecidos de la zona superior y de la base y se han eliminado los diferentes tipos de grafitis.

No son las únicas que este año han pasado por las manos de la Unidad de Patrimonio del Servicio de Cultura. La locomotora de Vapor Dalwin, ubicada en la avenida Valle de Broto, también ha sido objeto de limpieza para los expertos. Lo mismo ha sucedido con los muros de la Plaza Mayor del barrio de San José, donde, además de restaurar los restos arqueológicos, se han realizado labores de repintado.

También han pasado por quirófano varios bustos, que lucen un aspecto renovado como los de Julio Monreal y Ximénez de Embún y el de Mariano de Cavia de la plaza Aragón o los de Joaquín Dicenta y Eusebio Blasco del parque grande José Antonio Labordotera. El consistorio ha invertido 13.266 euros.

La próxima escultura en reaparecer será la de La Siesta, premiada con la Medalla de Plata en la II Bienal de Pintura y Escultura de Zaragoza en 1963.