El Ayuntamiento de Zaragoza retiró el año pasado casi 500 bolsones de orugas de los pinos de la ciudad. Aunque actuó en más de 7.000 árboles, no ha logrado minimizar su impacto y la capital aragonesa está plagada de procesionaria.

El consistorio ha puesto en marcha diferentes métodos para lograr reducir su número. Además de la tradicional retirada de bolsones, se están colocado más de 2.000 trampas de feromonas en «puntos calientes» y cada 10 o 15 días se realiza la recogida y conteo de los ejemplares capturados, explicó el concejal de Servicios Públicos, Alberto Cubero, a pregunta de PSOE y CHA.

También se está haciendo un tratamiento con bacillus thuringiensis, que es un producto respetuoso con el medio ambiente y no es tóxico ni para humanos ni para animales. En el caso de los pinos aislados se está llevando a cabo la práctica de la endoterapia, que consiste en inyectar directamente el producto fitosanitario en el tejido vascular de los árboles. Tiene una efectividad del 100%, pero supone un gran coste para utilizarlo de forma generalizada. También se están colocando trampas para que las orugas no puedan llegar hasta el suelo.