La pandemia ha truncado en Zaragoza lo que estaba llamado a ser un año más de crecimiento en lo que a construcción de vivienda nueva se refiere. Empezó el año marcando en los tres primeros meses un aumento del 61% en las licencias concedidas con respecto al 2019, se habían dado para levantar 374 y eran 143 más que las 231 que se llevaban en ese primer trimestre del ejercicio anterior, pero va a acabar el año con un 35% de caída, ya que el cómputo final es de 1.084 pisos nuevos o rehabilitados, que son 666 menos que los 1.650 alcanzados el año anterior.

Este descenso viene marcado por un año muy complicado para el sector que acabó incluso viéndose obligado a parar las obras en ejecución en abril, en los momentos más complicados del estado de alarma en el que, por orden del Gobierno central, paró toda la industria y las actividades declaradas no esenciales durante 15 días. Sin embargo, la incógnita entonces era saber si remontaría el resto del año, antes incluso de constatar que habría una segunda y tercera ola de coronavirus en Aragón. Y el efecto se ve en las cifras: las 79 licencias concedidas el año pasado se han transformado en solo 57 en este, el peor dato desde el 2015 (hubo seis ese ejercicio).

Sorprendentemente, una de las novedades más importantes con respecto al año es cómo la vivienda protegida (VPO) remonta hasta marcar el tercer mejor registro de los últimos siete años, con 160 pisos (un 14,76% del total del año), y solo superados por los 195 del 2018 y los 284 del 2015. A años luz de las cero viviendas del 2019, por supuesto, y muy por debajo también de las 385 que se marcaron en el 2013. Entonces, estas representaban un tercio del total que se construían, un 34,25% que ya no se ha vuelto a ver en Zaragoza en los últimos ocho años.

La pandemia ha frenado las buenas expectativas del sector, que se ha animado con la compra de suelo con más alegría que con la obtención de licencias para construir obra nueva. Quizá, en parte, por la desconfianza que generaba el estado de alarma y el riesgo de exponerse a parar una obra iniciada si la crisis sanitaria se complicaba. Por eso el mayor desplome se ha dado en la construcción de vivienda libre, entre las que las 1.650 del año pasado se han convertido en solo 924 este ejercicio.

Este también es el peor dato del último lustro, que llevaba una tendencia ascendente desde el 2015, pasando de los 756 pisos de entonces a los 1.650 del año pasado, con la salvedad del 2018, cuando con solo 1.073 se convirtió en la excepción de siete años en ascenso constante. Ese año se interrumpió también la tendencia general, ya que el global de viviendas de obra nueva se quedó en 1.268 pisos, menos que los 1.536 del año 2017 y que los 1.650 del 2019.