Antes de que el convenio colectivo de la empresa Tragsa se aprobase hace ya cuatro años, cada comunidad autónoma regulaba la situación laboral de los brigadistas mediante un convenio propio y otros tres diferentes a los que, según los brigadistas, "se agarraban cuando más les favorecía el artículo al que hacía referencia lo que estaban regulando".

Paradójicamente, Tragsa denunció el convenio porque no podía asumirlo con las condiciones impuestas y se abrió un proceso de negociación en el 2013 que coincidió con un ERE. De esta manera, se paralizaron las negociaciones y los brigadistas comenzaron las movilizaciones para aumentar su visibilidad.

Este verano el colectivo BRIF realizó el 28 de agosto el primer encierro para denunciar las malas condiciones laborales y el pasado día 10 lo volvieron a intentar en la delegación de Tragsa en Zaragoza, pero la empresa les impidió el encierro adelantando la hora de cierre.

La Asociación de Trabajadores de la BRIF ha sido citada el próximo martes para una reunión cuya temática desconocen. Y el día 18 está prrevista una mesa negociadora con el comité de empresa en Madrid para debatir lo que podría ser el nuevo convenio.