De la curiosidad al estupor y de la paralización puntual a la cronificación. Desde que el coronavirus saltó las fronteras de China y llegó a nuestro país, la crisis sanitaria ha dejado miles de víctimas tras de sí. Y junto a ella, la crisis económica da ya muestras de que no será pasajera. La obra social El Carmen hizo ayer balance de los meses pasados y de sus proyectos en marcha y de todos los datos uno llama la atención: de las 169 comidas de media que repartían en el 2019 han pasado a dar 250. El aumento es del 47,93%.

«Este año hemos tenido más trabajo y también ha sido más difícil trabajar», explica el coordinador general de la obra social, Antonio de La Vega, quien ayer fue el encargado de repasar, después de la celebración de una misa, los proyectos en los que anda embarcada esta obra social.

Con respecto al perfil de los usuarios del comedor, De la Vega explica que no solo son más, sino que el perfil está cambiado. Si el año pasado el porcentaje de mujeres rondaba el 8%, ahora está en un 18%. Asimismo, han tenido que adaptarse a las circunstancias sanitarias, lo que también ha incrementado sus costes. Tuvieron que prescindir de los voluntarios que se encargaban de la cocina por tratarse de personas en edad de riesgo si se contagiaban y contratar a dos empleados para hacer la comida. Además, como el comedor solo permanece abierto para las personas que no tienen hogar, tienen que comprar recipientes plásticos para que sus los beneficiarios de estas ayudas puedan llevarse la comida a casa. En los primeros meses de la pandemia esto supuso unos sobrecostes de 12.000 euros mensuales.

Pero como De la Vega trató de explicar en su exposición, el comedor de la parroquia del Carmen, en el paseo María Agustín, «es solo la punta del iceberg» de todos los proyectos de esta obra social. Además de repartir comida caliente, El Carmen mantiene activos otros 14 proyectos entre los que están el de la formación e inclusión laboral, la terapia, el ropero o todos los planes de casas de acogida.

Es en este aspecto, el de la vivienda, en el que la obra social El Carmen ha focalizado parte de sus esfuerzos en el 2020. Así, este año han aumentado sus plazas con dos nuevas viviendas (suman 25 en total, en las que pueden alojarse hasta 69 personas), cinco apartamentos para familias monoparentales y otras cinco habitaciones para mujeres en colaboración con otras entidades sociales.

MÁS DE 100 PLAZAS

En total, disponen de 108 plazas de cobijo habitacional si se cuentan también las que tienen en la residencia para hombres (9), la de mujeres (10), la casa abierta para hombres que duermen en la calle (9) y las camas del centro terapéutico contra la adicción al alcohol. Su previsión, asimismo, es que para el año 2021 puedan abrir una nueva casa abierta, en esta ocasión para mujeres sin hogar. Entre todos programas, El Carmen atiende ya a 433 personas cada día.

«No solo les damos un techo. También les apoyamos humanamente y psicológicamente y les ayudamos a encontrar trabajo para que puedan volver a ser autónomos», explica De la Vega. Y es aquí donde el coronavirus, de nuevo, está complicando las cosas.

«Nos está costando mucho poder insertar laboralmente a las personas que hay en nuestras viviendas porque no hay trabajo. Si no consiguen empleo no pueden marcharse de nuestras casas y se genera un tapón, porque no podemos acoger a nuevos usuarios», explica el coordinador de la obra social, cuya labor ha sido reconocida por muchas instituciones. «El reconocimiento nos dan aliento para continuar», zanja Antonio de la Vega.