El coronel Joaquín Yanes González, jefe de la Sección Logística Operativa de la División de Operaciones del Estado Mayor Conjunto cuando se contrató el Yak-42, sostuvo ayer en la Audiencia Nacional que no había alternativas a la contratación del vuelo a través de la agencia NAMSA de la OTAN, que el aparato era "seguro" y que se utilizó en lugar de un Tupolev por su versatilidad.

Fuentes de la acusación explicaron a Europa Press que durante su declaración, que duró dos horas, el coronel explicó que se utilizó el Yak-42 porque no había otras opciones. Este mando, citado como testigo por la juez Teresa Palacios, era uno de los dos militares que gestionaban el denominado grupo de control del contrato con la agencia NAMSA.

El oficial, que llegó al puesto cuando éste ya se había suscrito, indicó que la contratación se hacía "con quien se podía y no con quien se quería". En este sentido, precisó que las compañías nacionales eran reticentes a llevar aviones a lugares como Kabul por el elevado riesgo y que, cuando se recurrió a ellas, la mayoría no contestaba. Iberia, que sí lo hizo, puso "pegas".

El testigo argumentó también que las Fuerzas Armadas españolas carecen de medios suficientes de transporte y que, además, los Hércules no se usaron porque son "extraordinariamente" incómodos. Según el coronel, por eso se recurrió a la alternativa subsidiaria, que es la contratación a través de la agencia NAMSA, de la que a su vez parte una cadena de subcontrataciones.

Las fuentes consultadas señalaron que el coronel expuso que la contratación para los vuelos de carga es limitada y que había que recurrir a compañías ucranianas o rusas, aunque luego reconoció que el Yak-42 no era de carga, sino de pasajeros.

PRESUPUESTO Al ser preguntado sobre si la razón de acudir a este contrato era porque existía un presupuesto limitado, el militar afirmó que el tema económico no era un impedimento y se remitió a la falta de alternativas. Además, señaló que el Yak-42 es un avión seguro, "el tercero con menor siniestralidad".

Manifestó que la razón por la que se modificó la contratación inicial de un Tupolev a un Yak-42 fue que éste último es un aparato más versátil. Esa afirmación contrasta con la tesis de Defensa, que detectó un deseo de ahorrar 6.000 euros. Además, sostuvo que su grupo no tenía funciones para realizar inspecciones técnicas y que delegaban en NAMSA la supervisión. Yanes también dijo que se recibieron cuatro quejas antes del accidente, pero sobre comidas y retrasos. Asimismo, dijo desconocer que Suecia, Noruega y Finlandia rechazaron volar con aparatos como el Yak-42, y que Ucrania había sido requerida varias veces para ejercer una mayor supervisión en sus compañías.

Fuentes jurídicas indicaron que la Fiscalía estudia pedir el archivo de la causa sobre la contratación, aunque esperará a conocer el informe de la comisión que investiga el siniestro.

Y, por otra parte, un portavoz de la Asociación de Familiares del Yak-42 explicó que, después de que finalizasen las exhumaciones, el pasado viernes los forenses terminaron de tomar muestras para practicar las nuevas pruebas de ADN a los cuerpos mal identificados.