El Ministerio de Fomento está realizando reparaciones en el viaducto de Atós, una infraestructura del puerto de Monrepós que ha sufrido corrimientos y fue inaugurada en julio del año pasado. Se trata, según los técnicos, de un «resalto en la transición del terraplén a la estructura».

La subdelegada del Gobierno en Huesca, Isabel Blasco, señaló ayer que las obras no revisten la misma importancia que las que fue preciso realizar en la Semana Santa del 2018 en un tramo próximo a la cima del puerto, de forma que el tráfico puede seguir pasando por la infraestructura.

La responsable gubernamental indicó que se trata de actuaciones preventivas que se realizan donde se detectan problemas y que, en este caso, se centran en una de los pilares que sustentan el tablero del puente.

El viaducto de Atós mide algo más de cien metros y forma parte de una sección de la A-23 de 4,5 kilómetros de longitud que fue inaugurada hace menos de un año por Íñigo de la Serna, ministro de Fomento bajo el Gobierno del PP previo a la moción de censura que desalojó a Rajoy de la Moncloa. Su costo total ascendió a cerca de 46 millones de euros.

En sus inmediaciones se halla en viaducto sobre el río Guarga, de 350 metros de largo, que enlaza con la intersección construida algo más abajo, en dirección a Jaca, para comunicar la autovía Mudéjar con la carretera autonómica que conecta con Boltaña.

El puente en obras salva el arroyo de Atós, situado en la base misma de la cara norte del puerto de Monrepós, que desde poco antes de la Semana Santa de este año enlaza con los túneles construidos a media ladera.

En la actualidad, Fomento ultima el tramo inaugurado últimamente, en particular en el situado en dirección a Huesca en el ascenso del puerto de Monrepós. Asimismo, se realizan actuaciones en las inmediaciones de El Hostal de Ipiés, pero todavía no se han acometido las obras de la variante de Sabiñánigo, que unirían con el tramo en servicio en las inmediaciones de Jaca.

En la ciudad pirenaica, por otro lado, está pendiente de realización la variante proyectada por el norte del casco urbano, que se enfrenta a una fuerte oposición popular, dado que afectaría negativamente al paisaje y el medio ambiente en la entrada al valle del río Aragón.