Tras el discutible espectáculo ofrecido la semana pasada por los grupos políticos de las Cortes al no ponerse de acuerdo en una declaración conjunta para rechazar el cierre de la térmica de Andorra, el pleno de ayer sirvió para remendar en parte el desaguisado con la aprobación de crear una mesa de estudio sobre la transición energética en Aragón, tanto para prolongar la vida de la central térmica más allá de su anunciada defunción en 2020 como para definir un modelo de desarrollo para la zona consensuado.

La iniciativa la presentó la diputada y exconsejera del PP Dolores Serrat, y ningún grupo se arriesgó a que se malinterpretase una falta de adhesión, por lo que todos votaron a favor. Lo hicieron, eso sí, con poca fe, porque como coincidieron varios de ellos, la iniciativa llega tardísimo, a apenas cuatro meses del final de la legislatura y con Endesa-Enel más que decidida a echar la persiana.

Dolores Serrat defendió la necesidad de «agotar todas las vías» para prolongar la vida de la central, y no hacerlo antes de que haya «un cambio de usos y costumbres en el territorio» con la instalación de nuevas empresas que palien el fin del carbón.

Por Podemos, Marta Prades que las habría si los partidos no se hubieran dedicado a «gestionar subvenciones» y sí a elaborar un verdadero plan de reindustralización. Patricia Luquin, de IU, lamentó que la idea llegase tan tarde, algo similar a lo que expuso Gregorio Briz, que dudó de la eficacia del órgano de estudia cuando la empresa ha pedido 335 millones de euros a Europa para financiar renovables en Aragón.

Aun así respaldó la medida porque comparte «el fondo», como lo hizo Ciudadanos, cuyo diputado Javier Martínez apostó por consensuar al menos «unas directrices» que siga el próximo Gobierno autonómico en este asunto. Y Arturo Aliaga, del PAR, también la apoyó, no sin antes aclarar que si no se había planteado medidas hasta ahora era porque Endesa no había anunciado el cierre. Y no lo había hecho, incidió, porque los distintos Gobiernos de Aragón habían venido trabajando, «en la Mesa de la Minería» y otros órganos, para que así fuera.

El PSOE tampoco quiso desligarse del acuerdo, pero la diputada Leticia Soria no perdió oportunidad de criticar que «el partido de la inacción y los incumplimientos sistemáticos» con el carbón, el PP, pidiese «ahora» una comisión.

MOCIÓN

Con más o menos reproches, la creación de la mesa de estudio acabó por salir adelante con 64 votos a favor, todos los emitidos. No pasó lo mismo por la tarde, con un texto conjunto de rechazo al cierre al que no se adhirieron ni Podemos ni Ciudadanos.

En él, el resto de grupos rechazaban el cierre de la central y exigían al Gobierno de España que no lo autorizase sin dar tiempo suficiente a reindustrializar la zona. También solicitaban a los Gobiernos central y autonómico un plan de desarrollo específico para la zona, instaban a la ministra de Transición Ecológica a visitarla cuanto antes y reiteraban su solidaridad «con los trabajadores y habitantes de las Cuencas mineras».