Los fruticultores aragoneses recordarán este año por el descenso de la cosecha pero también por el incremento de los precios de venta en origen. En la comunidad se recogerán este año 530.093 toneladas de fruta, lo que supone una reducción del 15% respecto a la campaña anterior, según las últimas estimaciones realizadas por el sindicato UAGA.

Desde la perspectiva de la comercialización, algunos productos como la nectarina y el melocotón rojo han visto duplicar su precio de origen, aunque en otros casos como la manzana ese incremento ha sido bajo por la mayor oferta procedente de algunos países europeos. Además, otro aspecto positivo es que el consumo también ha crecido durante el estado de alarma en España.

El responsable del sector frutícola de UAGA, Óscar Moret, resume la situación del sector de una forma clara: «La campaña será satisfactoria en precios, pero corta en cantidad». A falta de conocer los datos finales, Moret cree que la caída de la producción se situará entre el 15 y el 25% este año.

Las inclemencias meteorológicas y la reducción de la superficie cultivable en Aragón están en el origen de que, por ejemplo, se haya cosechado un 30% menos de cerezas (poco más de 29.000 toneladas frente a las 41.549 del 2019).

El albaricoque, con un descenso de la producción del 20%, la manzana (-18%), el melocotón (-15%) y la nectarina, con un 12% menos de producto, son las frutas que más han sufrido este año, según los datos de la organización agraria, que engloban las producciones localizadas principalmente en las comarcas de Valdejalón, Bajo Cinca, Calatayud, Aranda, Caspe Bajo Aragón, Matarraña y La Litera.

«La meteorología durante la primavera no fue la adecuada y el cuaje no fue tan buen como se esperaba. Además, el granizo ha castigado a algunas zonas concretas de la comunidad», sostiene el responsable del sector frutícola de UAGA en Aragón.

En total, la comunidad suma 38.000 hectáreas de superficie dedicada al cultivo de frutas, lo que supone un 3,52% menos en comparación con las que se declararon en la PAC del 2017. Por entonces había 38.385 hectáreas. «Es indudable que hay gente que ha optado por dejar de producir, principalmente se trata de fincas pequeñas, aunque también hay algunas grandes que han reducido su superficie», sostiene Moret, que pone de manifiesto los altibajos y los bandazos del mercado en los últimos años.

De momento, los fruticultores de la comunidad están a la espera de conocer las liquidaciones definitivas (precios de compra y pagos) para hacer las cuentas de una campaña bastante aceptable.