Tardó casi 14 años, y otras dos horas largas de comparecencia parlamentaria, pero por fin un miembro del Gobierno, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, pidió «perdón, en nombre del Estado» y «de corazón»,a los familiares de las víctimas del Yak-42. Un perdón «por no haber reconocido antes» la responsabilidad de Defensa en no evitar la tragedia que costó la vida a 62 militares españoles y 13 tripulantes del avión que se estrelló en Trebisonda (Turquía), en mayo del 2003.

Los familiares que siguieron la comparecencia de Cospedal desde la propia sala de la comisión de Defensa, y desde otra del Congreso, tuvieron que esperar a la segunda intervención de la ministra para oír la palabra, primero como un circunloquio («se pueden decir las cosas de muchas maneras»), pero finalmente un «perdón», con todas las letras, recibido con vítores por varios parlamentarios. Hasta cuatro veces lo pronunció, «de corazón» incluso. «Por todo lo que hayan podido sufrir los familiares por la actuación del Gobierno y por el no reconocimiento (de la culpa), esta ministra les pide perdón», concluyó.

SOLO DATOS

La disculpa llegó después de una primera comparecencia aséptica, en la que Cospedal sintetizó el informe del Consejo de Estado. Un dictamen que, precisó, no comparte en todo su análisis pero sí en «lo esencial», sus conclusiones. Por ello, avanzó, Defensa dictará en el menor tiempo posible una resolución que mitigue, «en lo posible», el dolor de las víctimas.

Los primeros espadas de los grupos parlamentarios no perdieron oportunidad de acudir a la comisión, ni de reprochar a Cospedal que, en su primera intervención, no explicitara la petición de perdón. Así lo hicieron el portavoz socialista Antonio Hernando y los líderes de Ciudadanos y Unidos Podemos, Albert Rivera y Pablo Iglesias, respectivamente, entre otros muchos.

Pese a la anunciada intención de no politizar la comparecencia, no faltaron reproches a la actuación del PP en este asunto, ni peticiones de información.

Sobre los primeros, Cospedal defendió el cambio de rumbo del Gobierno, que busca «cerrar heridas» y reconocer la dignidad «de los soldados que dieron su vida por España» y de sus familias.

En cuanto a la información, la ministra también se la guardó, bien preparada, para la segunda ronda del debate. De hecho reveló un dato inédito hasta ahora. Según sus averiguaciones con la agencia de contratación de vuelos de la OTAN, la Namsa, el vuelo del Yak-42 nunca llegó a pagarse, o al menos «no se ha podido certificar que se hiciera», «porque nuestros hombres no volvieron a casa». Con ello, Cospedal pretendía despejar dudas sobre las corruptelas que siempre han sobrevolado las subcontrataciones de vuelo, por el que España había pagado (se daba por hecho, al menos) 139.000 euros y la operadora final del vuelo, UM Air, recibió apenas 38.000.

PESIMISMO

La ministra se comprometió públicamente, como ya lo hizo ante las familias, a investigar lo que estas reclaman. Pero ayer se mostró bastante pesimista sobre los resultados. Por ejemplo, sobre los contratos de los 43 vuelos anteriores, afirmó que los buscarán, pero que no consta que «nunca hayan estado en el ministerio». Alegó que pudieron darse órdenes verbales dentro de un «acuerdo marco» para el transporte de tropas. Un sistema que, afirmó, cambió a raíz de la tragedia.

De igual forma defendió que, pese a las quejas de la escala básica de la Fuerzas Armadas, hoy hay mejores mecanismos para que las quejas de la tropa sobre sus condiciones lleguen a Defensa. Las de los militares sobre los vuelos tampoco constan.

Cospedal evitó cuidadosamente cualquier mención a su antecesor, Federico Trillo, pese a que varios grupos la interpelaron para que valorase su actuación y su no destitución por parte del Gobierno.

Acerca de este, para las familias siguen faltando las disculpas de Mariano Rajoy, no solo como presidente actual sino como vicepresidente de aquel Ejecutivo, como también señaló la oposición. La portavoz de la asociación de víctimas, Curra Ripollés, agradeció el gesto de Cospedal, «que le honra», pero advirtió que no basta.

Por ello pidió un remate «con un perdón público del presidente del Gobierno a los 62, porque las cosas no se hicieron bien». Amén de un desfile en el próximo aniversario de la tragedia, y una investigación minuciosa pero rápida, porque están «muy cansados» de luchar por la verdad.