Los carteles de se alquila proliferar por doquier en las calles de la ciudad de Zaragoza, también en las calles más céntricas. La pandemia ha vaciado cientos de locales comerciales, lo que acelerado el declive que ya venía registrándose desde el 2018 por los efectos de la anterior crisis, el auge de la ventas por internet o el avance de las grandes superficies. El precio medio de estos inmuebles en la capital aragonesa ha cerrado el 2020 en 92.064 euros, el mínimo histórico, tras un intenso descenso trimestral del 21,03%. La caída en la comparativa anual llega al 31,17%, es decir, 41.700 euros menos que hace solo año.

La decadencia de este mercado es generalizada en todo Aragón, según reflejan todos los indicadores inmobiliarios. El pasado año se vendieron en la comunidad 1.011 locales, un 16,1% menos que en el 2019, y el precio medio por metro cuadrado se sitúa en 862 euros, también el registro más bajo de la serie estadística tras un ajuste anual del 4,41%. Los datos vienen recogidos en el último informe sectorial elaborado por el Gamerin (grupo de análisis del mercado inmobiliario) para el portal Miaragon.es, que fue presentado este martes.

Caída de las compraventas

En la ciudad de Zaragoza se cerraron casi la mitad de la operaciones de compraventa del sector, con 538 transacciones, un 12,38% menos que en el ejercicio anterior, mientras que el precio por metro cuadrado alcanza los 1.013 euros, con un notable descenso trimestral del 9,63% y un leve repunte anual del 1,09%.

«El sector lleva en crisis desde antes de la pandemia, pero no cabe duda de que el coronavirus la ha acentuado», sostiene Fernando Baena, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (COAPI) de Aragón, que pide una «cierta comprensión» a los arrendadores para asimilar que «los locales no valen lo que valían». «Los hábitos comerciales del ciudadano han cambiado. Las rentas han bajado un 30%, un 40% y hasta un 50%», asegura.

Otro de los fenómenos que se perciben es el cambio de perfil de los potenciales inquilinos, ya que los más interesados en estos espacios ya no son los comerciantes sino empresas y profesionales de servicios, como despachos, asesorías o consultas médicas o dentales. Este tipo de negocios, precisa Baena, «no pueden pagar las rentas del comercio en sí. Hay que entenderlo».

Contratos diferentes

Ante este nuevo escenario, el presidente de COAPI Aragón recomienda «tener imaginación» en los contratos de alquiler, con condiciones como las rentas variables o en función de la facturación. «No es recomendable atar el precio por muchos años. Las circunstancias actuales son especiales y no sabemos lo que pueden valer dentro de un año o de cinco», subraya. A pesar del trance por el que pasa el mercado, Baena considera que «puede ser un buen momento para invertir» en este tipo de bienes, al estar los preciso «más bajos que nunca» y existir «pocas alternativas de inversión que sean más rentables».

Desde el lado de los comerciantes también se aboga por buscar fórmulas imaginativas para tratar de dinamizar el sector y avanzar en su reconversión. «En lugar de lamentarnos, hay buscar la manera de dar una segunda vida a los locales vacíos», afirma José Antonio Pueyo, presidente de la asociación Ecos Zaragoza. «Lo ideal es que tenga vida comercial, pero si eso no es posible se pueden encontrar alternativas», apunta. Aparcamientos para vehículos o bicis, sedes de colectivos y asociaciones, lugares de culto, viviendas o salas para contenedores de basuras o de prereciclaje son algunos de los usos que propone esta patronal.

Ecos ha hecho llegar sus sugerencias al ayuntamiento, que sí ha hecho ya cambios para favorecer los usos residenciales. El sector está, de hecho, expectante ante la repercusión del cambio de la normativa municipal que facilita que un local se convierta en vivienda. Pueyo anima al consistorio «más allá» y ser «proactivo» en el impulso de esta transformación.