Los responsables de las entidades sociales en Aragón valoran la posición del Gobierno autonómico así como las actuaciones que se están llevando a cabo en la atención a menores migrantes, aunque afirman que «puede hacer más». Por eso, creen que Aragón «estará a la altura en este asunto», indicó Gustavo García, responsable en la comunidad de la asociación de directores y gerentes de servicios sociales.

En todo caso, García, que asegura que «no existe una alarma extraordinaria» en lo que a la situación actual de los menores migrantes no acompañados se refiere, valora que la Administración autonómica «ya está haciendo cosas» porque, además, «Aragón siempre ha sido una comunidad muy integradora y, tradicionalmente, es de las que hace patria, como también lo está mostrando en este asunto». Pero anima a la DGA a hacer «más» y a «pasar de las palabras a los hechos».

En ese sentido, la DGA anunció, tras la celebración, el pasado lunes, de la sectorial en Madrid, que está trabajando en aspectos concretos relacionados, principalmente, con la llegada de refugiados. Entre ellos, la construcción de un centro para menores no acompañados o la mejora del protocolo de recepción. Las entidades valoran esta declaración de intenciones, aunque animan a la Administración a acometer «hechos concretos».

«Creo que hay que hablar del efecto que tendría una buena gestión de este asunto en lo que a la despoblación se refiere. El extranjero acude a grandes ciudades o a la costa, pero estoy seguro de que hay territorios donde sus oportunidades de integración y de empleo serían mayores», afirma García.

INTEGRACIÓN

«Esa sangre nueva en determinados territorios ayudaría a combatir la despoblación. El paso de la pobreza a la exclusión se da cuando la pobreza se prolonga o se concentra. Menores no acompañados son un caldo de exclusión, por lo que se trata de integrarlos y eso se hace mejor en grupos más pequeños, lo que evita la concentración y facilita que sean más aceptados por el entorno», añade.

En todo caso, las entidades consideran esencial la «cohesión» y advierten del peligro de la insolidaridda. «Lo mismo que duele la política con la migración de determinados países, que creen que esto no va con ellos, puede pasar lo mismo a nivel nacional, con una insolidaridad tremenda de algunas comunidades que dejen abandonadas a su suerte a las receptoras de menores migrantes, principalmente Andalucía, Canarias, Ceuta o Melilla». Ese «ejercicio de solidaridad» entiende García «cohesiona España mucho más que cualquier bandera».

Esa política social común también alcanzaría a los ayuntamientos. Las entidades sociales valoran la disposición del consistorio zaragozano en tomar parte «activa» en este asunto y anima a las Administraciones a permitir esa participación «directa» de los ayuntamientos. «Harían muy bien en poder participar directamente, sobre todo, los ayuntamientos más grandes, como el de Zaragoza, y no solo a través de oenegés», subraya García, que considera «muy acertado» que estas entidades municipales puedan «encabezar» estas políticas de integración y solidaridad «fruto de la cohesión».