El juicio por el crimen de Magdalena, en el que el cocinero Luis Bernal fue asesinado salvajemente en el 2009, golpeado cuando estaba atado a la cama en su domicilio de Zaragoza, ha terminado con solo una condena de un año y nuevo meses de cárcel y una indemnización de 200 euros para uno de los tres acusados, Brahim Nasri, como cómplice en un un delito de robo con violencia con empleo de medio peligroso.

En el hecho, se golpeó a la víctima con una tijera de cortar chapa introducida en una bolsa y a continuación Bernal fue estrangulado con una camiseta. El crimen, del que no se hallaron pruebas incriminatorias claras hasta el 2017, ocurrió en la medianoche del 21 de junio del 2009.

La resolución, por otro lado, acuerda absolver a los otros dos acusados Mihai Simion, Vasile Carp y Alexandra Corina Calmiuc. Todos ellos, a excepción de la mujer, fueron juzgados en la Audiencia de Zaragoza por el delito de robo con violencia con empleo de medio peligroso en concurso con un delito de detención ilegal y del delito de asesinato. Sobre ella recayó la acusación de robo con violencia con empleo de medio peligroso en concurso con un delito de detención ilegal.

Los magistrados se basan en la debilidad de las pruebas en los fundamentos de derecho, dado que toda la investigación se basó en una huella medio borrada, de Nasri, aparecida en una bolsa de plástico.

Sin pruebas directas, según la resolución

En sus fundamentos de derecho, el fallo asegura que "ninguno de los acusados reconoce haber participado en la comisión del delito de robo con violencia ni en el asesinato y no hay prueba directa de ello aunque sí hay prueba indirecta, que debe ser analizada para determinar si en cada caso permite o no llegar a la convicción de la autoría o complicidad en los delitos apreciados".

Esa línea conduce a la ausencia de pruebas contra tres de ellos, con lo que no se ha podido acreditar su participación en los hechos, y a un indicio (una huella digital) contra Brahim Nasri, lo que ha conducido finalmente a su condena como autor de robo con violencia. Pero no, por no haber sido acreditada su intervención, como responsable de la muerte de la víctima.

¿Una huella anterior a los hechos?

En este sentido, es fundamental el párrafo de la sentencia que señala "la presencia de la huella en la bolsa de plástico", y de la que dice que "pudo ser puesta por Nasri en cualquier momento anterior a la comisión de los hechos". Lo cual, razonan los magistrados, "no permite establecer que en la noche del 20 al 21 de junio entrara en la casa de Bernal ni que estuviera presente en los hechos".

Este acusado mostró en declaraciones a la Policía saber lo que había ocurrido, pero la sala dice que estos datos "fueron referencia de lo que le había dicho otra persona que sí habría participado en ellos". De hecho, Nasri basó su defensa en que un tiempo antes del crimen un ciudadano argelino, Daho Benhada, le indicó que iba a robar a Bernal y le pidió para ello que le diera un arma, unas tijeras de cortar chapa que le guardaba el acusado y que este le entregó envueltas en la bolsa en cuestión.

"Por todo ello, tras el análisis de la prueba practicada, la sala no aprecia elementos incriminatorios suficientes para llegar a la necesaria convicción sobre la autoría directa y material de Brahim Nasri respecto de los hechos objeto de enjuiciamiento".

Como cómplice

En cambio, sí ha quedado acreditado, con la declaración del propio procesado y con la investigación que las tijeras fueron el elemento empleado en los actos de violencia sobre la víctima y que Brahim Nasri facilitó la herramienta utilizada en el robo con violencia con la finalidad de que fuera empleada en tal hecho ilícito, por lo que se estima participó a título de cómplice en ese delito.

Soraya Laborda, abogada de la familia de la víctima, ha mostrado este viernes su disconformidad con la sentencia, que recurrirá de inmediato. Ella pedía 26 años de cárcel para los acusados, a los que consideraba responsables de las torturas que infligieron a Bernal hasta matarlo, tras entrar en su casa y sorprenderlo mientras dormía, afectado por el alcohol, lo que mermaba considerablemente su capacidad de reacción.

Los abogados de la defensa, Carmen Sánchez Herrero, Juan Carlos Macarrón, Saúl Rubio y Olga Osera, han mostrado todos ellos su "satisfacción" por la sentencia y se han referido a la "debilidad" de las pruebas que había contra sus clientes.

Se trató de un crimen que conmocionó a la opinión pública por su inusitada violencia contra una persona muy apreciada en el barrio de la Magdalena de la capital aragonesa. Un caso que hubiera quedado sin resolver si no llega a ser por los avances de la tecnología.

Ocho años después de cometido, la Policía Nacional pudo determinar a quién pertenecía media huella hallada en una bolsa de supermercado encontrada en el lugar del crimen. Era de Brahim Nasri, quien aseguró ante el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que él no se iba a "comer ese marrón".

A partir de ahí fueron siendo detenidos otros tres presuntos implicados, Vasile Carp, Mihai Simion y Alexandra Croina. Otro, Daho Benhada, está en paradero desconocido. Todos se sentaron en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Zaragoza y rechazaron su implicación en la muerte violenta.

En busca de una caja fuerte

La sentencia considera probado que los autores del hecho, tras forzar las puertas de la vivienda de la víctima, y para "vencer cualquier posible resistencia que pudiera venir de Bernal le ataron de pies y manos sobre la cama, utilizando una funda de almohada para atarle los pies y una camiseta y una cinta para sujetarle las muñecas, de forma que quedó totalmente inmovilizado".

De esta forma, "le golpearon para que les entregara el dinero y drogas que tuviera y para que les dijera dónde guardaba las llaves de la caja fuerte que estaba empotrada en el dormitorio". Así, con la tijera dentro de la bolsa o envuelta en alguna tela o en algo, uno de ellos golpeó fuertemente en la cara a Luis Bernal, causándole dos lesiones contusas en la hemicara izquierda: la primera en región infraorbitaria y la segunda en la región mandibular.

Le ocasionó un traumatismo facial izquierdo muy severo que ocasionó una fractura de ambas ramas mandibulares, lo que posiblemente disminuyó más el nivel de conciencia de Bernal. Así fue cómo "consiguieron abrir la caja fuerte con las llaves de Bernal y apoderarse de todo lo que había en su interior, cogiendo también el dinero que había en un cajón del mueble de la televisión en el salón, unos 200 euros, y el teléfono móvil de Bernal".

Además, con la intención de acabar con la vida de Luis Bernal, estando éste sobre la cama, en posición decúbito supino, con los pies en la parte del cabecero de la cama y la cabeza en la parte de los pies de la cama, totalmente inmovilizado por las ataduras que mantenía y herido, le comprimieron el tórax y le estrangularon pasando alrededor de su cuello una camiseta entrelazando las mangas de la misma, causándole así una asfixia mecánica por comprensión extrínseca del cuello y la muerte.