Aragón agravó el año pasado su perpetua crisis demográfica con una nueva pérdida de población, concretamente de 2.541 personas, lo que sitúa a la comunidad como la quinta que más habitantes perdió en el 2016, y una de las diez que no ganaron censo. Los datos que ayer hizo públicos el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan esta pérdida y la preocupante tendencia a nivel nacional, que no se limita a la mengua de nacimientos sino al retraso en la edad de maternidad y a la baja fecundidad, considerada como hijos por familia.

A lo largo del año pasado vinieron al mundo 10.924 aragoneses, una cifra que, en la comparativa que ofrece el INE; solo supera a los 9.921 del año 2000. Pero es inferior a la de otros lustros y también a la del 2015, cuando nacieron 11.352 niños. De hecho, Aragón fue, porcentualmente, la segunda comunidad en la que más descendieron los alumbramientos, un 3,8%, solo superada por la caída del 4,3% de Castilla y León. También es cierto que en ninguna comunidad crecieron, y la única en que se mantuvieron fue Canarias.

MORTALIDAD

Por su parte, la mortalidad en Aragón alcanzó las 13.465 personas. Fue un notable descenso respecto a la del 2015, con 14.339 óbitos, y de hecho fue la comunidad autónoma en la que más se redujo, un 6,1%. Pero aún así las defunciones superaron a los nacimientos, y el saldo vegetativo fue de -2.541 personas, el quinto peor registro de España.

Pero aunque Aragón sea de las comunidades más azotadas por la despoblación, que con estas cifras no parece que vaya a revertir, el problema se da a nivel nacional, como recogía el INE.

El año pasado año nacieron 408.384 niños, 11.906 menos que en 2015 (un 2,8% menos), año en el que murieron 409.099 personas, el 3,2% menos.

La diferencia entre muertes y nacimientos (el crecimiento vegetativo) refleja una pérdida de población de 259 personas en el 2016. Un saldo vegetativo negativo que, advierte el INE, es mucho mayor, con una pérdida 715 personas, si se descuentan los nacimientos que tienen lugar en España de madres que no residen en nuestro país.

La caída de los nacimientos es más alarmante aún si se echa la vista atrás: desde el 2008, cuando se produjo el máximo histórico en 30 años con 519.779 alumbramientos, el descenso es del 21,4 %.

El problema es generalizado, y de hecho son diez las comunidades que pierden población frente a las 9 que la ganan. Y aunque el saldo vegetativo negativo se mantiene en España a nivel generla, si lo hace de forma tan moderada, de apenas 260 personas, es en gran parte por el tirón de la comunidad de Madrid, con sus 17.785 habitantes más, y en menor medida de Andalucía (un saldo positivo de 9.820), o Cataluña y Murcia, con cerca de 5.000.

Compensan así las tremendas pérdidas de Galicia (12.683 personas menos) o Castilla y León, con 11.698 habitantes menos, seguidas de Asturias, con casi 7.000.

El resto de datos no son mejores: La edad a la que las mujeres son madres por primera vez ha alcanzado la cifra histórica de 32 años y sólo tienen 1,33 hijos. Solo nacen 8,8 niños por cada mil habitantes. En Aragón la tasa de fecundidad es prácticamente idéntica a la media nacional, con 1,34 hijos por mujer.

Hace 40 años, no tanto tiempo en estos análisis, la tasa de fecundidad era de 2,80 hijos por mujer, y la edad media de maternidad era de 3,5 años menos, de 28,5, frente al récord de 32 que se alcanzó el año pasado.

La radiografía de la población española que ofrece el INE no es nada halagüeña y alerta de una situación que compromete no solo la pirámide poblacional, sino el futuro del país, el mercado laboral, la productividad o el sistema de pensiones y prestaciones. No es sostenible una economía con más gente inactiva que activa.

Desde esta perspectiva, el aumento de la esperanza de vida tampoco contribuye al optimismo. En Aragón, el año pasado, se situó en los 83,4 años, la séptima mayor del país y ligeramente por encima de los 83,2 de la media nacional.