La combinación de varios factores, como la reducción de la actividad de los narcotraficantes por la presión policial, el descenso de la demanda de estupefacientes por el empobrecimiento generalizado de la población y la caída de la calidad de la droga, ha provocado una notable reducción de las muertes por sobredosis en Zaragoza, que concentra dos terceras partes de los fallecimientos por este motivo.

El apartado Envenenamiento accidental por psicofármacos y drogas de diseño del estudio Defunciones según la causa de muerte del INE (Instituto Nacional de Estadística) refleja que solo 17 toxicómanos han fallecido por esa causa en los últimos tres años: dos en el 2010, siete en el 2011 y ocho en el 2012, último ejercicio del que hay datos disponibles.

PICOS Pese al repunte de los dos últimos años, solo en otros tres de los últimos catorce la cifra de muertos por sobredosis bajo de la decena en la capital aragonesa: el 2003 --cinco--, el 2005 y el 2006 --siete en ambos casos--, ejercicios en los que ya se estaban apagando las luces de las rutas del bakalao, que dispararon el consumo de la cocaína, el éxtasis, el speed y otros compuestos anfetamínicos. La media del periodo 1999-2012 se situó unas décimas por debajo de las diez muertes anuales por sobredosis.

Los primeros años de ese periodo, con el bakalao en plena ebullición y la cocaína convertida en una de las drogas de mayor consumo, fueron los de mayor mortalidad: trece fallecidos en 1999, quince al año siguiente y catorce en el posterior.

El siguiente repunte coincidió con el inicio de la crisis. Tanto en el 2008 como en el 2009 perdieron la vida en Zaragoza por sobredosis trece personas. En el 2007 fueron doce.

La cifra de siete óbitos de los dos ejercicios anteriores prácticamente se había duplicado en un repunte que ponía fin a cinco años --del 2002 al 2006, la época de bonanza de la burbuja inmobiliaria-- en los que el número de fallecidos no pasó de diez.

Fuentes policiales destacaron la coincidencia en los últimos años de varios factores que han influido en esta situación.

Uno, que ha actuado sobre la oferta, tiene relación directa con la efectividad de las fuerzas de seguridad, que en los dos últimos años ha batido récords en Zaragoza y su área metropolitana tanto en el número de detenidos como en las cantidades de estupefacientes aprehendidas, además de en la intervención de laboratorios y centros caseros de proceso de drogas.

PARADOJA A este factor se le unen las consecuencias disuasorias de la reforma penal del 2010, que, paradójicamente, ha desplomado la reincidencia de los camellos que venden al menudeo al reducir las penas. Muchos han dejado la calle tras una primera condena.

Paralelamente, las fuerzas de seguridad han detectado un notable descenso de la calidad de la droga --las sobredosis son provocadas por el consumo de estupefacientes de elevada pureza, no asimilables por el organismo-- indirectamente motivado por la caída de la demanda, provocada, a su vez, por el empobrecimiento generalizado de la población como consecuencia de la crisis.

Varias recientes sentencias de la Audiencia de Zaragoza, cuyas tres secciones penales enjuician los casos de tráfico de drogas duras, constatan esa teoría: cocaína que no pasa del 65% de pureza al por mayor y que en pocas ocasiones supera el 10% al menudeo, lo mismo que ocurre con el speed e, incluso, con el hachís y con estupefacientes de consumo más reducido como la ketamina.

Las fuentes consultadas atribuyen ese descenso de la calidad a los problemas de gestión de los traficantes de segundo y tercer nivel: las organizaciones que la distribuyen a gran escala mantienen los precios, mientras que en los siguientes niveles, ante la caída de la demanda por el menor consumo, aumentan la adulteración con sustancias de corte --cafeína, lidocaína, etcétera-- para mantener el negocio.