La crisis sanitaria lleva paralela una crisis social y otra económica que ha provocado que se hayan incrementado las demandas de las necesidades básicas. Así lo ha explicado Alfredo Maranillo, vicepresidente del Colegio Profesional de Trabajadores Sociales de Aragón y Vocal del área de Servicios Sociales en el día mundial del Trabajo Social celebrado este martes. «En la comarca en la que yo trabajo en los servicios sociales comarcales, solo las ayudas de urgencia ya se han multiplicado un 25%», explicó Maranillo, que insistió en que hay muchas personas que «se han quedado en erte, está sin ingresos y con un ingreso mínimo vital que no está respondiendo a lo que se pretendía y que por lo tanto lleva a que se tengan que poner en marcha otros dispositivos complementarios para dar cobertura a estas necesidades».

Esta nueva situación ha provocado que en los servicios sociales estén entrando nuevos perfiles de usuarios, «gente que podía tener un trabajo normalizado y continuado y que esta en un erte, con cargas familiares y gastos de vivienda que les dificulta hacer una cobertura con ciertas garantías básicas».

Los trabajadores sociales han estado en primera línea de la pandemia sanitaria provocada por el coronavirus y Maranillo explica que esta situación ha supuesto «una reorganización improvisada en todo lo relacionado con la atención al ciudadano» donde han tenido que seguir trabajando los casos más urgentes como en los programas de atención domiciliaria y en las intervenciones familiares debido a que «hay un gran número de personas que dependían de del trabajo social».

Además, otra de las cuestiones que a lo largo del año ha requerido una gran intervención han sido las prestaciones económicas, que se han visto afectadas por la situación excepcional que se estaba viviendo y que provocó una reorganización de los procedimientos. “Hemos tenido que priorizar la prescripción técnica porque desde el Colegio Profesional de Trabajo Social hemos estado reivindicando que necesitamos agilizar los procedimientos administrativos que faciliten la atención más inmediata y evitar así una burocracia”.

Maranillo explica que no fue hasta los meses de septiembre y octubre cuando se consiguió normalizar la intervención que todos los profesionales de este sector han tenido que estar haciendo. “Todavía queda mucho por hacer porque hay muchos sectores donde ha habido mayor incidencia, como pueden ser los compañeros que trabajan en los centros residenciales o de día”.

De momento, este martes pudieron hacer entrega de una insignia a la colegiada más antigua, y así rendirles un homenaje. En el caso del Colegio de Aragón se le entregó a Mª Pilar Calvo Lacambra, colegiada nº 5 desde el 26 de octubre de 1982, hasta su jubilación en el año 2000. Perteneció a la Asociación de Asistentes Sociales de Zaragoza, precedente del Colegio Profesional y fue vocal en la Junta presidida por Pilar Maldonado en los años 80. La mayor parte de su etapa profesional la desarrolló en ATADES. Aprovechamos su visita al Colegio para hacerle una entrevista que esperamos que sea el inicio de una serie de ellas realizadas a las primeras Trabajadoras Sociales de nuestra comunidad.