Los vecinos de los barrios Jesús y Arrabal criticaron ayer que el consistorio no les avisara de que la decisión sobre la Casa Solans como sede de Ebrópolis, asociación para el Desarrollo Estratégico de Zaragoza y su Entorno, y también de la Oficina de Relaciones Internacionales, estaba ya tomada y que habían desestimado el resto de alternativas. «Nos quedamos con mal sabor de boca», aseguró Rafael Tejedor, presidente de la asociación de vecinos de Arrabal. «Era un proceso participativo en el que no nos han dejado participar. Esperábamos una reunión previa a la decisión final», aseveró.

La opción del emblemático edificio como ubicación de Ebrópolis era una de las diferentes propuestas realizadas por un grupo de trabajo formado por las asociaciones de vecinos de la margen izquierda del Ebro junto a técnicos de Participación Ciudadana, de Cultura y de Urbanismo el equipo de Gobierno.

Entre las proposiciones para el uso de este inmueble se encontraban «una oficina de turismo, un espacio para la junta de distrito o un lugar destinado a celebraciones de bodas civiles» informó Raúl Gascón, presidente de la asociación de vecinos del barrio Jesús. Pero especialmente, el objetivo era que tuviera «carácter vecinal», lo que resulta complicado debido a las características de la casa y su catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC).

En el año 2009, el Ayuntamiento de Zaragoza, liderado por el PSOE, invirtió 65.000 euros de partidas de Acción Social y Juventud para comprar 21 piezas de anticuario entre las que se encontraban una lámpara plafón modernista de 10.440 euros o una mesa de comedor de 11.600 euros. Este mobiliario limita posibles eventos en el interior.

Por su parte, Lola Ranera, concejala del PSOE y presidenta de la Junta de Distrito de Rabal, afirmó que este proyecto «garantiza el crecimiento de los barrios de la margen izquierda» y que es un espacio que se puede usar para «posibles eventos en el exterior y para visitas de los vecinos y los colegios.»