Los pacientes crónicos suspenden con un 4,9 a la calidad de la atención sanitaria recibida por el Sistema Nacional de Salud, al que valoran como un pilar fundamental del Estado del bienestar, y son los valencianos y los andaluces los más críticos en aspectos como el acceso a tratamientos y el copago.

Estos son algunos de los principales datos del primer barómetro de Ecrónicos, promovido por veinte asociaciones de pacientes crónicos (riñón, alzheimer, cáncer, parkinson, diabetes, etc) y que ha sido realizado por la Universidad Autónoma de Madrid mediante 695 entrevistas, con el objetivo de medir la percepción de la calidad de la atención sanitaria de los enfermos en los últimos 12 meses.

Según el estudio, presentado hoy en rueda de prensa, un 45 por ciento de los encuestados considera que el Sistema Nacional de Salud (SNS) ha empeorado en el último año, aunque un 63 % considera que funciona bien pero necesita cambios.

Como pilar fundamental del Estado del bienestar está bien valorado, pero los pacientes perciben que la atención que están recibiendo en los últimos doce meses es negativa.

El presidente de la Federación de asociaciones para la lucha contra las enfermedades del riñón (ALCER), Jesús Molinuevo, ha destacado que los datos revelan una falta de confianza en el sistema sanitario y también en los profesionales y pone de relieve las desigualdades territoriales.

Aunque valencianos y andaluces son los más críticos con determinados aspectos, los últimos otorgan una nota por encima de la media (más de 4,9) al sistema sanitario, junto con extremeños, catalanes, madrileños, canarios, asturianos, vascos, cántabros, aragoneses, riojanos y navarros.

Murcia se sitúa en la nota media y, por debajo, están Baleares, Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana.

Molinuevo ha achacado estas diferencias a factores estructurales como el PIB regional, la prevalencia de enfermedades crónicas en la comunidad y la implementación de las últimas medidas legislativas.

Los pacientes creen que las recientes reformas han perjudicado especialmente a aspectos como el acceso gratuito (42 %) y el acceso al tratamiento más innovador y con menos efectos secundarios(39 %).

El copago y las decisiones en materia de financiación pública son los que dificultan en mayor medida el acceso a los fármacos, según los enfermos.

Entre los elementos a mejorar, los pacientes destacan la rapidez en la atención (73 %), el acceso gratuito (62 %), la atención por los médicos especialistas (61 %) y la información sobre las enfermedades (60 %).

El presidente de la Confederación Española de Asociaciones de familiares de personas con alzheimer y otras demencias (CEAFA), Koldo Aulestia, ha subrayado que la cronicidad se ha convertido en un problema para la política, al que las administraciones públicas tienen que hacer frente.

La cronicidad se concentra en la población en edad de trabajar. Así, según la Encuesta Europea de Salud 2009, el 45,6 % de los mayores de 16 años padece al menos una enfermedad crónica y el 22 %, dos o más; lo que genera unos costes indirectos importantes.

Por ello, para Aulestia "todo lo que se invierta en atención a enfermos crónicos serán gastos que evitaremos en el futuro".

El estudio revela también que las asociaciones de pacientes son un recurso muy valorado: representan la fuente de información para un 52 % de los pacientes.

A este respecto, la presidenta de la Federación Española de Párkinson (FEP), María Jesús Delgado, ha destacado que las asociaciones son un "actor clave" en la atención a las necesidades de los pacientes no cubiertas por el SNS.

"Somos un chollo para la administración", ha subrayado Delgado, quien ha lamentado la falta de sensibilidad hacia los enfermos crónicos.

Entre las recomendaciones que las asociaciones proponen en virtud de las conclusiones del estudio, destacan la puesta en marcha de mecanismos de control para garantizar la equidad en todo el Estado y que la responsabilidad de su cumplimiento corresponda al Ministerio de Sanidad.

Fomentar el papel de las asociaciones, integrar los servicios sanitarios y sociales y la creación de una básica de servicios del sistema sanitario que incluya la autonomía del paciente, el acceso a tratamientos de calidad y la libertad de elección entre varias opciones terapéuticas son otras de las medidas propuestas.