-¿Qué impacto ha tenido el coronavirus en Mequinenza?

-Nosotros, de momento, somos un pueblo privilegiado. No ha habido ningún caso en nuestro área de salud, y eso nos da tranquilidad, pero hemos trabajado mucho en la desinfección de edificios y lugares públicos, algunos incluso repintándolos. De hecho, seguimos haciéndolo, día sí, día no.

-¿Fue una decepción verse retrotraidos a la Fase 2 no teniendo casos en la localidad?

-Entrábamos en el paquete con todos y seguimos aguantando, pese a estar tan cerca y tener tanta vinculación con Lérida, donde parece que hay casos y la situación parece preocupante. Pero bueno, como se eligió como unidad territorial la comarca y nosotros pertenecemos al Bajo Cinca, no nos iban a dejar fuera. Teníamos focos en Fraga y también en Bajo Aragón Caspe, estábamos rodeados. De todas formas nuestro caso es peculiar.

-¿Por qué lo dice?

-Porque somos el único pueblo de la comarca que está en Zaragoza, y cuando se abrió la movilidad para la misma provincia, se daba la curiosidad de que te podías ir a tomar un café a Ejea, que está en la otra punta de Zaragoza, pero no a Fraga, en la misma comarca. Pero bueno, fue una curiosidad, hablamos con la Delegación del Gobierno en Aragón y no hubo problemas, porque hay mucha gentes que trabaja en Fraga y necesitaba ir.

-Entonces se tomaron con filosofía el retroceso de fase...

-A ver, fue un poco mazazo. Más que nada, es que cuando ya se acariciaba con los dedos el pase a la nueva normalidad, y se tenía como cierta garantía ir avanzando de fase, esto nos situó en la realidad. No era garantía y había que seguir manteniendo las precauciones y medidas de seguridad que marca Sanidad. En este sentido nos ha resituado un poco, para seguir teniendo cuidado.

-¿Se ha notado mucho esa marcha atrás en la actividad de los turistas y pescadores?

-Se nota en todo, claro.. La gente se mueve poco a poco, hay pescadores, pero no tiene nada que ver con lo de otros años.

-El sector turístico hablaba de pérdidas generales del 50%...

-Yo creo que más. Hay mucho menos de la mitad. También es cierto que no es una cosa que se pueda medir con exactitud, nosotros mismos no nos movemos mucho, pero en mi apreciación personal, creo que ha caído más de la mitad.

-¿Y a la actividad de la localidad, le ha afectado mucho?

-En lo que más se ha incidido es en el control de distancias y aforos. Por ejemplo el cine lo teníamos abierto y preparado para 80 personas, pues ahora han tenido que ser 50. Los museos también, aunque tampoco se llegaba a llenar. Creo que para lo que más ha servido es para concienciar de la necesidad de respetar las distancias y las normas.

-¿Los vecinos han cumplido con las normas?

-Sí, en general todo el mundo nos hemos contenido. Ha habido que ir a Fraga o a Lérida de médicos si tocaba, pero en general la gente se ha quedado todo lo que ha podido, con la sensación de estar a salvo en Mequinenza. Que yo cuando lo oigo pienso, «hasta que haya un caso», pero bueno, ojalá no.

-Nombraba Lérida, ¿le preocupa el aislamiento de la provincia?

-Siempre hay cierto grado de inquietud, en este caso más seria por el tipo de relación que existe, tanto laboral como familiar y social, con los pueblos y con la capital. Alguna situación complicada se creará, pero tendremos que remitirnos a las primeras semanas del confinamiento.

-¿Y turistas o de segundas residencias, les han llegado muchos?

-Algunas familias de vacaciones se van viendo, pero todo muy ralentizado, igual que las terrazas, por ejemplo. Se ve gente, pero no para llevarse las manos a la cabeza ni mucho menos.

-Algunos alcaldes se han quejado de que se enteraron del retroceso de fase por la prensa, ¿les falta comunicación con el Gobierno de Aragón?

-Es una queja que se ha ido formando porque parece que los ayutamientos tengamos que saberlo todo para comunicarlo. Ya nos explicaron por ejemplo que no nos informaban de todas las pruebas que se hacían salvo que fueran positivas, porque si dices que estás haciendo pruebas, ya generas alarma que luego igual no es nada. Tuvimos una videoconferencia con la consejera (Sira Repollés) el jueves y nos explicó que algunas decisiones se toman a velocidad de vértigo y las circunstancias son muy cambiantes, y no les da tiempo de avisar.

-¿Y este fin de semana esperan avanzar de fase?

-El retroceso fue un mazazo pero al final fue una medida buena, tomada a tiempo, que atajó el problema relativamente bien, y parece que va de bajada. Sí que se baraja que esta próxima semana podamos cambiar de fase, nos dijeron.

-¿Y qué planes han preparado para el posible avance?

-Lo más inmediato sería poner en marcha la piscina. Ya la estábamos preparando, porque en un verano complicado y con tanta población joven, evitamos además que se vayan a zonas de baño del embalse que son peligrosas y están vacías. Lo haremos con todas las medidas de seguridad, eso sí, y vigilancia para que se mantengan las distancias. Otras medidas que barajamos, sin embargo, las descartamos, como la ludoteca de verano. Tiene mucha aceptación, van 70 niños y a veces más, pero no podíamos garantizar la seguridad, así que nos centraremos en la piscina como forma de ocio.