Mohamed, de 28 años, era desde hace un año el compañero de piso de Maroiane B., el joven detenido ayer por difundir propaganda yihadista. Se conocían de cuando coincidieron en un centro de menores en Zaragoza, en el año 2010, y tras el arresto reconocía a EL PERIÓDICO que estaba «sorprendido, disgustado y en shock» por todo lo ocurrido.

«Estábamos dormidos y a las 4.00 horas oí cómo tiraban la puerta a abajo, rápidamente unos guardias civiles entraron en mi habitación y me dijeron que no podía salir, que luego me explicaban», recuerda. «No me puedo creer esto, no creo que sea una persona radical, era creyente pero no practicante y tenía una novia», afirma Mohamed, quien resalta que trabajaba en una multinacional del sector del mueble y que ahora había retomado sus estudios básicos. «Yo creo que es un error», insiste.

«Este piso está a mi nombre, lo dejé con mi novia y necesitaba a alguien para ayudarme a pagar el alquiler, por lo que se lo dije y se vino conmigo», señala. Recuerda que la convivencia era la normal entre dos personas que comparten un piso. «Es verdad que estaba mucho tiempo metido en el ordenador, pero jugando a uno de esos juegos del que estaba enganchado», destaca, mientras recuerda cuando veían noticias de atentados que ambos los calificaban de «locura».