El magistrado del juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza, Eduardo Marquina, ha condenado a cuatro años de prisión al hombre acusado de atropellar a dos ciclistas en Botorrita como autor responsable de un delito contra la seguridad vial y dos delitos de homicidio por imprudencia grave. El magistrado considera probado que Leoncio Moreno Pérez conducía bajo la influencia de bebidas alcohólicas y por ello determina que se le prive del derecho a conducir durante seis años.

Además de las indemnizaciones que ya han sido pagadas por la aseguradora a los perjudicados, en la sentencia hecha pública esta mañana, el juez condena también a Leoncio Moreno Pérez a indemnizar a los familiares de las víctimas con 15.666,68 euros.

El magistrado señala en su sentencia que el acusado iba en realidad “tan influido por el alcohol que desde que cogió el turismo se equivocó de camino y condujo de una forma completamente anómala y errática hasta que se produjo el fatal atropello”.

La sentencia señala como hechos probados que Leoncio Moreno Pérez iba borracho el día en el que se produjo esta tragedia ciclista, un 21 de agosto del 2016. El juez Marquina destaca que iba por la N-330 bajo los efectos “del abundante alcohol que había ingerido con anterioridad, por lo que tenía profundamente mermadas sus facultades psicofísicas con la consiguiente lentitud de reflejos, reducción del campo visual y alteraciones de la percepción, efectos que limitaban gravemente en el acusado su aptitud para el manejo del vehículo de motor”. “A causa de su estado el acusado condujo sin la diligencia y precaución necesarias, lo que motivó que a la altura del kilómetro 476,700 de la citada vía, término municipal de Botorrita (Zaragoza), en un tramo recto y con perfecta visibilidad, y siendo que las circunstancias atmosféricas existentes en ese momento y la posición del sol eran óptimas para conducir, no se apercibió, pese a que acababa de adelantar a un grupo de ciclistas, de que por delante de él otros dos, don Enrique Javier y Alberto circulaban de modo correcto con sus bicicletas por la citada vía”, asegura.

Describe que Leoncio Moreno Pérez fue saliéndose del carril por su derecha y se metió progresiva y completamente en el arcén hasta que embistió y se llevó por delante a los ciclistas, frenando el vehículo a 110 metros del punto de colisión pues solo cuando ya se había consumado el doble impacto se dio cuenta de lo que acababa de ocurrir. Practicada al encausado con etilómetro de aproximación una prueba orientativa de alcoholemia nada más llegar la Guardia Civil al lugar del accidente, dio como resultado 0’71 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. Seguidamente fue invitado a realizar las pruebas con etilómetro de precisión, dando como resultado 0’76 milígramos de alcohol por litro de aire espirado a las 10.29 horas y 0’66 milígramos de alcohol por litro de aire espirado a las 10.55 horas, rehusando la posibilidad ofrecida por los sgentes de contrastar esos resultados mediante una extracción sanguínea.

El acusado presentaba síntomas evidentes de hallarse bajo la influencia del alcohol, tales como intensa halitosis alcohólica, deambulación titubeante, habla pastosa, agotamiento, cansancio, rostro sudoroso, pupilas algo dilatadas y conjuntiva enrojecida. Antes de ocurrir estos hechos el encausado había pasado la noche y la madrugada en diversos locales de ocio de Zaragoza ingiriendo alcohol. Como mínimo entre las 8.50 y las 9.36 horas estuvo circulando con su coche por la Autovía A-23 con esa misma negativa influencia del alcohol, inicialmente en sentido Huesca, de forma que otros usuarios vieron cómo se iba de un carril a otro, acelerando y desacelerando sin criterio, prefiriendo no adelantarle para evitar riesgos, hasta que antes de la salida al Polígono de Zuera, punto kilométrico 316 de la citada vía, por circular sin la necesaria cautela no se apercibió el acusado de una baliza de plástico verde contra la que colisionó, sufriendo la misma daños que no constan tasados. También el vehículo del acusado resultó con desperfectos, por lo que éste se salió de la autovía para parar y observarlos durante unos segundos tras lo cual, y con manifiesta negligencia dado que acababa de sufrir un pequeño accidente y había bebido durante la noche, continuó circulando, tomando la dirección de Zaragoza y adentrándose en la vía donde minutos después ocurriría el doble atropello mortal.

Según informe de los forenses del IMLA , a partir de los índices de alcoholemia que dio el acusado en las pruebas practicadas por la Guardia Civil en la N-330, puede presumirse que en el momento en que circulaba por la Autovía A-23 sentido Huesca el índice de alcohol en aire espirado en el encausado era de entre 0,95 y 0,98 milígramos alcohol por litro de aire espirado.