De nuevo el debate sobre la condena al terrorismo de ETA y GRAPO y de solidaridad con sus víctimas pone al Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) en su complicada posición de distanciarse de la unanimidad del salón de plenos. Todos los grupos municipales condenaron los crímenes de ambas bandas en una moción que solicitaba la colocación de placas que recuerden a quienes sufrieron sus actos. Menos ZeC que, en su defensa de hacerlo «con todos los terrorismos» (también el de Estado con el GAL o los de la Triple A o el Batallón vasco español, citó), regresó al discurso de que el PP «juega con el dolor de las víctimas» en su provecho. Incluso con su compañero Miguel Ángel Blanco, lo que da ejemplo de su «miseria humana» en este asunto.

El resto de partidos mostraron su unidad a la hora de manifestar que el fin de ETA no pone fin a su derrota. Remarcaron que hay que «ganar el relati», señaló el socialista Carlos Pérez Anadón; en «reflejar en los libros de texto una historia que nunca deberá repetirse», como dijo Leticia Crespo de CHA; o en la «reparación y reconocimiento de todos los hechso que son incuestionables». «Memoria, reparación y justicia», exigió el líder del PP, Jorge Azcón, quien tildó de «oportunismo canalla y miserable» el discurso de Cubero y lamentó su «retórica falsa y torticera».