El cirujano especialista en cirugía estética y reconstructiva Miguel Ángel Rodrigo Cucalón recuerda que la estética, dentro de la normalidad, es buscar la perfección, pero advierte que ello puede tener riesgos y por eso "hay que explicar bien las cosas y que el cliente lo valore bien porque si no te van a echar la culpa".

En este tipo de prácticas entra "el sentido común del cirujano", de modo que "si te piden una quimera como querer parecerse a alguien, pues no", señala Rodrigo Cucalón antes de incidir en que esos "cambios espectaculares son la superexcepción" porque "sobrepasa las barreras e incrementa las complicaciones", algo que en estética "no lo consiente la gente".

Lo dice tras más de 48 años de carrera profesional durante la que ha realizado cerca de 40.000 intervenciones, entre ellas la primera amputación y reconstrucción inmediata de pecho en el cáncer de mama, el primer cambio integral de sexo de mujer a hombre y la primera histerectomía. "Fui pionero en hacer de todo", sentencia.

En una entrevista concedida a Efe con motivo del premio a la Trayectoria Profesional que le concedió hace una semana el Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza (COMZ), le da la risa al recordar que hasta le "salían penes de 22 centímetros", pero tras 49 cambios de sexo de mujer a hombre, abandonó la técnica porque no le compensaban las complicaciones.

Para llegar a estos logros, explica, lo principal es "formarse bien", ya que "luego te lo encuentras todo hecho". "Si empiezas con que haces solo quistes o pecas, nunca te meterás en un abdomen, pero si haces cirugía mayor y lo encuentras normal, la cirugía más pequeña resulta la mar de fácil", reconoce este médico retirado hace año y medio a los 72 años.

Aún se emociona cuando recuerda durante sus guardias iniciales en el hospital San Juan de Dios una noche que se encontró a una pareja de ancianos que lloraban porque a uno le habían realizado una operación que les obligó a vender sus tierras, pese a que les dijeron que no se preocuparan de los gastos.

Por eso, Rodrigo Cucalón, quien ha operado a personalidades de todo tipo, dice que "hay que ser honrado y al paciente decirle la verdad", tanto de las complicaciones como de los gastos: cirujano, anestesia, ayudante, quirófano, prótesis si se da el caso, días de hospitalización...

Del futuro, reconoce que no sabe hacia dónde evolucionará la cirugía porque salvo perfeccionar alguna técnica, "como no sea injertar una cabeza y suturar la médula", confiesa que otra cosa no se le ocurre.

En cirugía estética ha destacado que el gusto del cliente no ha cambiado: nariz, bolsas, orejas, algún lifting, mamas o abdomen para corregir, por ejemplo, el exceso de piel tras un parto o una gran pérdida de peso.

El premio concedido por el COMZ le ha hecho "la misma ilusión" que cuando terminó la carrera porque además de que "nunca lo hubiera imaginado" es, ha dicho, "el mayor honor que uno puede sentir después de haber terminado la labor".

No es que no se haya sentido reconocido pero sí comenta, otra vez entre risas, que a algunos compañeros "se les olvida citar quién ha sido pionero en las diversas técnicas" y que atribuye, de forma cariñosa como aragonés, "a celicos" entre los propios profesionales.

Tras haber sido "un trabajador de la medicina que tenía que haber pagado por trabajar", reconoce que tras un año y medio retirado está feliz.

"Nunca lo hubiera imaginado", dice, cuando recuerda sus tiempos en activo cuando tras una semana de vacaciones se ponía nervioso y no podía dormir pensando en el quirófano.