La culpa fue del cha cha cha, dice la pegadiza canción de Gabinete Caligari, y en Ciudadanos, 48 horas después del batacazo electoral en Cataluña, cuna del partido, culpan a la abstención. No del todo, porque hay cierto atisbo de autocrítica, pero en la formación naranja están convencidos de que buena parte del millón de votantes que fueron suyos el pasado domingo, se quedaron en casa. Así lo ve el líder de la formación liberal en Aragón, Daniel Pérez Calvo, que tras la reunión convocada de urgencia y que se prolongó durante más de cinco horas el lunes, cierra filas con su presidenta, Inés Arrimadas, y la Ejecutiva de la que es miembro.

«El resultado nos preocupa», reconoce. No solo por la lectura de puertas adentro, sino «por el devenir de Cataluña». «El independentismo cobra fuerza, tiene mayoría holgada para gobernar, y está claro que en el constitucionalismo no hemos sabido movilizar a nuestros electores», reflexiona. E interpreta este mal resultado como el que esperan que sea el último antes del resurgimiento del partido. Aspiran a renacer, como el ave fénix, con un proyecto «arraigado», al tiempo que se consuma la estrategia de regreso al centro.

«Creo que este es el último acto de una época mala de la que ya hemos pasado página», asegura Pérez Calvo, que recuerda que el partido lleva un año refundándose, coincidiendo además con la pandemia. «Cuando Inés cogió el partido en febrero estaba muerto y le empezó a insuflar latido. En este tiempo, se está consolidando un espacio propio, el del centro, y ya nadie habla del Ciudadanos de Colón ni del del trifachito», asegura.

El secretario de Organización, Ramiro Domínguez, explica que ninguna agrupación aragonesa se ha dirigido a él para pedir dimisiones, como sí ha ocurrido en territorios. «Más bien nos han llegado mensajes de ánimo para seguir llevando ideas liberales por todo Aragón», afirma.

La maldición del centro

Le pasó a la Unión de Centro Democrático (UCD), a Unión, Progreso y Democracia (UPYD), y hay quienes auguran que los últimos malos resultados de Ciudadanos son el principio del fin. «No es nada comparable», zanja Pérez Calvo. «Aunque hemos tenido un mal resultado electoral, tenemos una baza y un valor muy importante en los territorios. Gobernamos para 20 millones de españoles», recuerda, en relación con los pactos alcanzados, entre otros, en el Ayuntamiento de Zaragoza, la Comunidad de Madrid o Andalucía.

«Este partido tiene vocación de futuro. Y tenemos un proyecto fuerte de centro, moderado, liberal y de progreso que tenemos que creernos, y no dejarnos amedrentar por un mal resultado», incidió.

El candidato, Carlos Carrizosa, fue «magnífico» y lo ha dado «todo y más». Por eso, culpan al «contexto previo, al efecto Illa... y a la abstención». Pero Ciudadanos quiere seguir en el baile.